CAPÍTULO XII

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CAPÍTULO XII: Entre el diablo y el profundo mar azul
"¿Quién, en efecto, conoce lo íntimo del ser humano, sino el mismo espíritu humano que habita en su interior?"

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TW: Autolesión, sangre, breve narrativa implícita de infante lesionado, tendencias suicidas



Lunes 22 de Septiembre, 1975

Daphne había estado evitando a James Potter y Regulus Black, pero el universo siempre parecía recordarle que un paso hacia adelante suyo, requerían dos hacia atrás.

Remus la miraba con una ceja en alto a través de la mesa, mientras ella intentaba esconderse bajo el libro de Herbología.

—James ha mencionado que faltaste a tu primera práctica—, habló por lo bajo, dejando sus cosas a un lado para poder apoyarse contra la mesa y acercarse a ella.

—Me dormí.

Remus asintió, pero ambos sabían que ella mentía.

—¿Por qué?

—Tenía sueño.

—No, ¿por qué Quidditch?

Daphne se tomó un momento para responder. Sabía la respuesta, no debía tener que pensarla, estaba en la punta de su lengua. Lo había hecho para molestar a James. Remus la conocía más que nadie; sabía cuánto ella odiaba el ejercicio físico, cuánto odiaba despertarse temprano, cuánto odiaba la disciplina. Desvió su mirada al libro, tal vez si fingía que no lo había escuchado, él no haría más preguntas

—Sabes, para decir que odias tanto a Jamie, eres capaz de ir a extremos que causan una mayor incomodidad en ti que en él. ¿Y tan solo para qué? ¿Llevar su contraria?

—McGonagall insistió, no fue mi idea—, respondió indignada como si la acusación fuese ofensiva para ella. De cierta forma lo era, Remus lo hacía sonar como si estuviese obsesionada con James. No lo estaba, había hecho lo que cualquier otra persona haría en su lugar: manipular a la estrella del equipo para que así ella pudiera robarle su puesto de capitán, al mismo tiempo que esparcía discordia y desconfianza sobre sus habilidades en el mismo juego; la venganza que cualquiera pensaría.

—¿Por qué?

—Insiste con mi salud.

Remus asintió, bajando su mirada al libro a su lado, finalmente volviéndolo abrir. Parecía que aquellas respuestas se escuchaban convincentes, y eso era lo único que importaba por el momento. Satisfecha con sus nuevas habilidades de mentira que había estado descubriendo, siguió con su propia lectura.

—Pero, ¿no te has sentido mal desde la última vez, verdad? Es decir, no te has desmayado o sentido como que lo vayas a hacer—, interrumpió nuevamente Remus. Daphne suspiró cansada.

—No, Lupin. No me he estado sintiendo del todo mal; solo lo normal para ser yo, supongo.

—Y te has visto más tranquila. ¿Te sientes más tranquila, verdad?

Daphne dejó su libro sobre la mesa, mirando hacia ambos lados para asegurarse que su charla no fuera demasiado obvia ante los ojos de Pince, antes de fruncir el ceño mirándolo frustrada.

—¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?

Remus parpadeó, mirándola extrañado. —Te estoy preguntando por tu salud, Daphne. Eres mi amiga.

Fue el turno de ella de mirarlo extrañada. Remus no preguntaba por la salud de Daphne; no se interesaba en nimiedades, no generaba pláticas sobre trivialidades. Profundizó su ceño.

𝐮𝐧𝐭𝐢𝐭𝐥𝐞𝐝 ➵ j.potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora