CAPÍTULO VI

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CAPÍTULO VI: Con la misma vara
"Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá"






Jueves 11 de Septiembre, 1975 (11:36 pm)

James no había dormido correctamente desde el día que Daphne había desmayado.

No le era posible de ninguna manera. Creía que podría hacerlo cuando ella volviera a su cuarto, pero no estaba del todo seguro de esa suposición. De todas formas, no había estado durmiendo bien desde el inicio del año. Habían sido diferentes razones. Al principio porque le faltaba acostumbrarse nuevamente a la cama de la escuela, luego por las clases, y finalmente había ocurrido todo aquello con Bell. Al menos, esa noche tenía la compañía de sus amigos.
Madam Pomfrey había dicho que Daphne podía volver en la tarde, sin embargo por razones que no había querido compartir con ellos, había cambiado de opinión. En los mejores de los casos, Daphne volvía esa noche.

—Mi cama apesta a Bell—, Sirius se quejó desde su cama, moviéndose incómodo en ella con la cara aplastada en sus sábanas.

—Puedes lavarlas—, ofreció una solución lógica Remus.

—¿No las has lavado desde el lunes?—, preguntó curioso Peter. Sirius no respondió, tan sólo siguió quejándose sonoramente. James y Remus compartieron una mirada.

Sirius cambiaba y lavaba sus sábanas dos veces por semana. Eran sábanas de seda, las cuales requerían un especial cuidado, el cual el mismo Sirius se había ocupado de enseñarles a los elfos que se encargaban de limpiar la escuela. Se encargaba asimismo, de sobornarlos y amenazarlos a cambio de tales servicios. Lo extraño era que esa semana no había saltado un lavado, sino que dos.  Remus se encogió de hombros, restándole importancia; pero para James, no fue tan fácil de ignorar. Por supuesto que no diría nada, presionar a Sirius sólo causaría disputas sin sentido, pero lo tendría en cuenta más adelante.

James siguió jugando con la pelota que tenía en su mano, golpeándola contra el dosel de su propia cama y así en bucle. Estaban esperando una lechuza de parte de Circe Bones, la compañera de cuarto de Daphne y quien amablemente se había ofrecido a enviar una carta o un mensajero para avisar que ella finalmente había vuelto a su habitación. Se le cruzó por la cabeza la idea de que tal vez la muchacha se había olvidado, pero luego de recordar lo insistente que había actuado Remus, incluso un poco agresivo, no creía que eso fuera a pasar.

Mañana era luna llena.

   Remus no lo estaba procesando de la mejor forma. No solo por el simple hecho de que estaban palpables los efectos adversos de los cambios de la luna en su licántropo amigo, sino por todo lo que involucraba a su amiga. James no había sido de gran ayuda, y podía reconocerlo. Él tampoco lo estaba procesando de la mejor forma, aunque para él, tenía sus razones justificables. Remus se había comportado como un gran idiota, y aunque no había sido la directa causa por la cual Daphne se había enfermado, era una de las tantas. Se lo había hecho saber la misma noche.

Esa noche, no solo James no durmió pero ninguno de ellos lo había hecho. La tensión era demasiada, la frustración y preocupación había tomado lo peor de ellos. James nunca antes había pensado lo mucho que le importaban sus compañeros de casa hasta ese momento. Era mucho más que la responsabilidad que conllevaba ser Capitán, pero era tal vez la misma razón por la que ninguno de ellos habían podido conciliar sueño. La irritante y desesperante fidelidad característica de Gryffindor, los ideales morales no permitían que ninguno de ellos pudiera pegar un ojo.

De hecho, James había hecho una lista mental de por qué le había preocupado tanto Daphne, la cual contenía los siguientes puntos:

𝐮𝐧𝐭𝐢𝐭𝐥𝐞𝐝 ➵ j.potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora