—Misión cumplida y cornamenta (o el Patronus que parece unicornio)—
Potter, Arcturus y Hermione escuchaban con atención: oyeron pasos, la leve maldición del verdugo, el golpe de la puerta y, de nuevo, el silencio.
—¿Y ahora qué? —susurró Potter, mirando a su alrededor.
—¿Soltarlo?
—Tendremos que quedarnos aquí escondidos —dijo Hermione, asustada—. Tenemos que esperar a que vuelvan al castillo. Luego, aguardaremos a que pase el peligro y nos acercaremos a la ventana de Sirius volando con Buckbeak. No volverá por allí hasta dentro de dos horas... Esto va a resultar difícil...
Miró por encima del hombro hacia la espesura del bosque. El sol se ponía en ese momento.
—Habrá que moverse —dijo Potter—. Tenemos que ir a donde podamos ver el sauce boxeador o no nos enteraremos de lo que ocurre.
—De acuerdo —dijo Hermione, sujetando la cuerda de Buckbeak aún más firme—. Pero debemos seguir ocultos, Harry, recuérdalo tú también, Barty.
Se movieron por el borde del bosque mientras caía la noche, hasta ocultarse tras un grupo de árboles desde donde podían distinguir el sauce.
—¡Ahí está Ron! —dijo Potter de repente.
—Qué fácil es distinguir a una comadreja en la oscuridad... —murmuró Arcturus con sarcasmo.
Una figura oscura corría por el césped y el aire silencioso de la noche les transmitió el eco del grito de Potter.
—¡Aléjate de él..., aléjate... Scabbers, ven aquí...!
Y entonces vieron a otras dos figuras que salían de la nada. Arcturus vio a Potter y a Hermione siguiendo a Weasley. Luego vio a Weasley lanzándose en picado.
—¡Te he atrapado! ¡Vete, gato asqueroso!
—¡Ahí está Sirius! —dijo Potter. El perro había surgido de las raíces del sauce. Lo vieron derribar a Potter y sujetar a Weasley—. Desde aquí parece incluso más horrible, ¿verdad? —añadió mientras el perro arrastraba a Weasley entre las raíces—. ¡Eh, mira! El árbol acaba de pegarme. Y también a ti. ¡Qué situación más rara!
—O sea, se ve que no se ha bañado en años —añadió Arcturus, y Potter le dio la razón—. Si así cuidan a sus prisioneros en Azkaban, no me gustaría nunca estar allí.
—Es obvio que nunca terminarás allí, Barty —dijo Hermione con una sonrisa.
El sauce boxeador crujía y lanzaba puñetazos con sus ramas más bajas. Podían verse a sí mismos corriendo de un lado a otro en su intento de alcanzar el tronco. Y de repente, el árbol se quedó quieto.
—Crookshanks ya ha apretado el nudo —explicó Hermione.
—En serio, adoro a ese gato —dijo Arcturus con una sonrisa. Hermione también le sonrió; no a todos les caía bien su gato.
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𝐏𝐔𝐑𝐄𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓; ᴴᵉʳᵐⁱᵒⁿᵉ ᴳʳᵃⁿᵍᵉʳ ²
Fanfiction𝐏𝐔𝐑𝐄𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 ¿Un Black enamorado de un hijo de muggles? Eso ya había ocurrido. ¿Qué limita que vuelva a suceder? ¿Y qué impide que el que se enamore de una hija de muggles sea el último heredero de la noble casa Black? Al parecer...