La Noche en el Centro Comercial

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Mateo caminaba junto a Emma por el centro comercial, y aunque por dentro sentía incomodidad, su cuerpo demoníaco proyectaba una presencia tan imponente que los ojos de todos los que pasaban no podían evitar posarse en él. Cada paso que daba, sus tacones resonaban en el suelo, y el vestido corto que Emma le había escogido hacía que su figura se destacara aún más. Su andar era fluido, como si estuviera hecho para atraer miradas, aunque en su mente Mateo seguía luchando por mantener algo de control.

Emma, a su lado, sonreía satisfecha, consciente del espectáculo que estaban creando. Sabía que la transformación de Mateo en Carolina era inevitable, pero también le fascinaba la resistencia que él aún mostraba. Sin embargo, sabía que eso no duraría mucho.

—No puedo creer que me convenciste de hacer esto —susurró Mateo con su voz suave y melodiosa, mientras intentaba evitar las miradas de los hombres que pasaban.

—Tú cuerpo ya lo sabe, Mateo —respondió Emma con una sonrisa burlona—. Sólo es cuestión de tiempo para que tu mente lo acepte también.

Mateo torció los ojos, frustrado. Sabía que Emma tenía razón. Cada vez que se transformaba en Carolina, era más difícil resistir la atracción y los deseos que venían con su nueva naturaleza. Pero aún no estaba dispuesto a rendirse por completo. No quería ser esta "Carolina" para siempre.

—¿Y qué sigue ahora? —preguntó Mateo, mientras sus ojos observaban a las personas a su alrededor, notando que los hombres que lo miraban no sólo sentían atracción, sino también una especie de necesidad de acercarse a él.

—Divertirnos un poco —respondió Emma, guiándolo hacia una zona más concurrida del centro comercial. Era como si estuviera buscando una oportunidad para que Mateo practicara sus nuevas habilidades.

Mientras caminaban, Mateo podía sentir cómo su cuerpo reaccionaba de manera instintiva ante los hombres que pasaban. El aroma que emitían lo envolvía, y su hambre empezaba a crecer de nuevo. No era un hambre física, sino algo más profundo, algo que sólo podía satisfacerse alimentándose de la energía de esos hombres.

En un momento, Mateo se detuvo frente a una tienda de lujo. En el reflejo de los grandes ventanales, podía ver su figura completa. No era él. Era Carolina. La voluptuosa mujer de cabello largo y piernas torneadas, con un vestido que parecía hecho a medida para resaltar cada curva. Por más que quisiera negarlo, se veía perfecta.

—¿Te gusta lo que ves? —susurró Emma desde atrás, mientras se acercaba a él.

—No soy yo —respondió Mateo, pero en su voz había una mezcla de duda y aceptación que no podía esconder.

—Pero lo eres —respondió Emma, mirándolo fijamente a los ojos—. Y deberías aceptarlo cuanto antes. Porque cuanto más te resistas, más difícil será controlar lo que viene.

Mateo no respondió. Sabía que Emma tenía razón. Pero aún no estaba listo para ceder por completo. Sin embargo, en el fondo de su mente, una voz le susurraba que pronto no tendría otra opción. Que cada vez que se transformaba, estaba perdiendo un poco más de sí mismo.

Justo en ese momento, un hombre joven y apuesto pasó cerca de ellos. Mateo lo notó de inmediato. El aroma que emitía era embriagador, y antes de que pudiera detenerse, su cuerpo reaccionó instintivamente. Sus ojos se encontraron con los del hombre, y sin siquiera pensarlo, le lanzó una sonrisa seductora. El joven, sorprendido y atraído por la mirada de Carolina, se detuvo un momento, como hipnotizado.

—Ahí tienes tu oportunidad —dijo Emma en voz baja—. Ve y alimenta tu hambre.

Mateo sintió una ola de deseo recorrer su cuerpo, pero su mente aún resistía. No quería hacer esto. No quería perderse en esta identidad que no era la suya. Sin embargo, el hambre era cada vez más fuerte, y sabía que si no hacía algo pronto, perdería el control de nuevo.

Chica Demoníaca  /TG/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora