Hambre

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- ¿Bueno como haces para conquistar chicos? - Ema preguntaba en tono de burla.

- Aunque con ese cuerpo no creo que alguien diga que no.

- Puedes elegir al hombre que desees

Mateo solo miraba al suelo sin poder evitar ver sus desnudas piernas que eran cubiertas por aquel corto vestido. Intentaba pensar que todo esto no es rea pero mientras mas tiempo pasaba el hambre aumentaba y los aromas se iban intensificando . Los nervios de mateo aumentaban pues esta vez estaba muy consciente de lo que pasaba, se sentía como un delincuente, como alguien que debía cometer un delito por primera vez para poder comer.

Mateo aún tenía esperanzas que todo esto sea un sueño o que pase algo que evite todo esto, por su cabeza pasaban Miles de alternativas dejando de último lugar la idea de tener que alimentarse de un chico pero con tan solo pensar en eso su boca se llenaba de saliva y su entre pierna emitía corrientes de placer.

- Esto no está bien - Mateo susurró

- ¿Cómo un león va a pensar por un segundo dejar ir a su presa ? - Ema preguntaba.

- La ética y la moral es para humanos

- Tu eres un demonio.

- eres un súcubo.

- Decirle al león que está mal comer una cebra, va contra su naturaleza.

Mateo cada vez apretaba más sus puños como un león que dejaba pasar a su presa por delante sin hacer nada. El instinto de Mateo hacia que su cuerpo cambie volviéndose mas provocativo liberando feromonas demoníacas que provocaban que cualquier chico se sienta atraído hacia el.

Mateo se sentía acorralado pero algo debía hacer.Con desesperación se levantó y caminó con pasos entorpecidos hacia la tienda donde estaba Ema para encerrarse en la bodega donde se produjo su cambio. 

Mateo respiraba fuertemente y miraba como sus pechos femeninos acompañaban su agitado respiro .  Con curiosidad la mano de Mateo acaricio uno de sus pechos provocando una intensa y anormal corriente de placer. El cuerpo de mateo estaba a su limite, que una sensibilidad extrema ante cualquier roce en sus zonas erógenas.

Era inevitable y Mateo no podía dejar lo que comenzó, cada vez acariciaba con menos vergüenza su nuevo cuerpo. Era como un adolescente explorando su cuerpo pero todo estaba fuera de control y aunque Mateo jadeaba de placer aquella sensación de vacío no se iba.

Sus manos comenzaron a acariciar sus piernas provocando que poco a poco sus manos toquen su vagina. Corrientes de placer hacían que Mateo salte una y otra vez mientras sus manos exploraban aquel espacio sin tener conocimiento de cómo debía hacerlo. Mateo solo podía sentir dejarse llevar con aquella exitante experiencia

De repente la puerta de la bodega
se abrió y un hombre entro por ella. Aquel hombre era su jefe, quien no pudo evitar deleitarse de aquel espectáculo.

A pocos pasos de el, pudo observar a una exótica mujer con un corto vestido y sobre unos altos tacones acariciando todo su cuerpo de una manera sensual y desesperada.

Aquel hombre se quedó en shock y solo pudo observar como los ojos de aquella hermosa mujer brillaban intensamente mientras lo miraban fijamente.

Al otro lado de la pared estaba Ema, con una sonrisa intentando escuchar lo que pasaba mientras alejaba a cualquier persona que intenté acercarse para posteriormente cerrar el local y subir el volumen de la música de ambiente.

Pasaron los minutos y la puerta se abrió, dentro de ella, Mateo salía con una mirada fija y una sonrisa de placer. Su cuerpo era radiante, su piel y su cabello eran perfectos sus músculos eran más tonificados manteniendo sensualidad y pulcritud después de todo lo sucedido. En cuestión de segundos cayó al piso inconsciente durante unos minutos.

Al despertar Mateo no sabía lo que pasaba.

-¿Dónde estoy ?

Ema con una sonrisa intentaba ayudar a Mateo.

- Ya lo hiciste tontito

-¿ No lo recuerdas ?

- ¿hice qué ? - Mateo preguntó

De repente los recuerdos de Mateo pasaron por su mente pero solo los lúcidos hasta que vió a alguien entrar.

- ¡¿Dónde está mi jefe? !

Mateo se levantó mirando a todas partes.

- Tranquila tigresa

- Está dentro del cuarto.

- Fue tu presa

- ¿No lo recuerdas?

Mateo negaba con la cabeza mientras miraba confundido el lugar.

- Es una pena que no hayas podido sentirlo.

- Gritabas como una ninfómana y ese cuarto sonaba por todas partes.

- No pudiste sentir como es el sexo siendo mujer.

- No pudiste sentir el sexo siendo demonio.

- Es una pena

- Hasta yo ya me sentía tentada a tocarme con aquellos sonidos que salían de ti.

- era muy obvio que lo disfrutabas.

Mateo miraba a Ema con miedo.

- ¡¿Que  hice que? !

- Tuve sexo con mi jefe y no lo recuerdo - Mateo se agarraba su sedoso cabello

- y... y ¿porque sigo siendo una chica.?

- Pensé que regresaría a la normalidad pero parece que esto cada vez es más difícil.

Mateo caminó hacia el cuarto y efectivamente su jefe estaba inconsciente y completa mente desnudo en el piso pero había algo diferente en el. Su cara se veía terrible, como si no hubiera dormido ni  comido por algunos días.

- vaya, si que te alimentaste de el. - Ema comentaba de manera burlona.

Mateo impactado de lo que miraba no pudo evitar sentir como algo chorreaba entre sus piernas. Mientras Mateo intentaba saber que era, Ema le respondió su duda.

- Eeeww que asco - Ema se expresaba

- eso son fluidos de tu querido jefe

Mateo inmediatamente con sus manos limpio aquella pequeña gota y la levantó para asegurarse de lo que decía Ema.
Cuando lo acerco a su cara, pudo oler aquel dulce aroma sonriendose atraído por lo que miraba.

En un momento de instinto o reflejo. Mateo se lamió sus dedos  con deseo como si se tratara de algún sobrante de dulce después de comerlo. Ema no pudo evitar poner una cara de asco ante la situación.

- ¿Pero que demonios acabas de hacer ?

Mateo, aún con los dedos en su boca desesperado intentaba entender lo que Ema supo expresarle.

- Te metiste sus fluidos en tu boca - Ema apuntaba su boca

Mateo abrió los ojos como platos y se retiró lentamente los dedos de su boca asimilando lo que pasaba.

- ¡¿ Pero que mierda me está pasando? !

Chica Demoníaca  /TG/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora