Mateo había pasado días intentando ignorar esa creciente hambre, esa sensación que lo carcomía por dentro, pero hoy todo sería diferente. Ema, siempre observadora, había investigado cuidadosamente cómo despertar el instinto demoníaco que residía dentro de Mateo. Sabía que no necesitaría mucho para hacerlo regresar a su forma femenina, y había encontrado la manera perfecta para que esto ocurriera sin que Mateo lo sospechara.
Había sido cuestión de planificación. Ema había tomado prestado un saco de Samuel, el joven con el que se habían cruzado en la tienda días atrás, y lo había guardado estratégicamente. Sabía que el aroma de un hombre puro y virgen era lo que desataría el hambre incontrolable de Mateo, empujándolo a transformarse de nuevo. Lo que Mateo no sabía era que, en el momento adecuado, ese simple aroma lo empujaría al borde de su autocontrol.
Cuando llegó la tarde de la fiesta a la que Ema los había convencido de asistir, todo estaba listo.
—¿Estás seguro de que no quieres divertirte un poco esta noche? —preguntó Ema, mientras se preparaba para salir—. Creo que te vendría bien despejarte.
Mateo, aún intentando mantener su forma masculina, dudaba. Había estado tan cerca de desatarse varias veces, y sabía que ceder significaría volver a perderse en esos instintos demoníacos que lo consumían.
—No lo sé, Ema... no estoy seguro de que sea una buena idea.
Pero Ema ya había previsto su resistencia. Sacó el saco de Samuel y se lo entregó a Mateo.
—Toma, úsalo para la fiesta —dijo con una sonrisa, fingiendo inocencia—. Te dará un toque elegante.
Mateo tomó el saco sin pensar mucho en ello, pero en el momento en que lo acercó a su cuerpo, algo cambió. El aroma familiar de Samuel lo golpeó con fuerza. Era un olor dulce, intenso, que hizo que su piel comenzara a arder. Su respiración se aceleró y el hambre que había estado latente despertó con furia.
El súcubo dentro de Mateo despertaba, y no importaba cuánto intentara luchar contra ello, el poder que emanaba del aroma en el saco lo dominaba. Su cuerpo comenzaba a cambiar, lentamente, inexorablemente. Su piel se volvía más suave, sus rasgos más delicados, y sus pensamientos más difusos mientras la transformación tomaba control.
Ema, observando de cerca, fingió no saber lo que ocurría.
—¿Estás bien? —preguntó con una sonrisa apenas oculta—. Parece que algo te está afectando.
Mateo intentaba contenerse, pero ya era inútil. El súcubo había despertado por completo. Sus manos temblaban mientras sentía cómo su cuerpo cambiaba, cada curva femenina tomando forma con precisión demoníaca. Su cabello crecía, cayendo sobre sus hombros en suaves ondas, y sus labios se tornaban más carnosos. La sensación era intensa, abrumadora, y aunque luchaba por aferrarse a su forma masculina, sabía que ya no había vuelta atrás.
—No puedo detenerlo, Ema, —jadeó, intentando reprimir el cambio.
Pero Ema, disfrutando de cada segundo, se acercó a él y, con un tono suave, susurró:
—No te preocupes, Mateo. Esta vez será diferente. Vístete como la mujer que eres ahora. No hay necesidad de luchar contra ello. Y además... te prometo que te ayudaré. No tendrás que cazar esta vez. Te traeré lo que necesitas, la esencia masculina, y todo se resolverá sin que tengas que preocuparte.
La promesa de Ema fue suficiente para debilitar la resistencia de Mateo. Ya había perdido el control de su cuerpo, y aunque aún mantenía algo de resistencia mental, la oferta de Ema de no tener que cazar por su cuenta lo hizo dudar menos.
Ema, aprovechando el momento, sacó un conjunto de ropa perfectamente seleccionado. Un vestido corto y ajustado, con un escote pronunciado que resaltaba cada curva de la ahora femenina figura de Mateo. Era provocativo, diseñado para atraer y capturar la atención de cualquiera que lo viera. Era la imagen perfecta de la seducción.
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Chica Demoníaca /TG/
FantasyMateo un chico de 20 años con un bajo perfil esta cursando la universidad. Por cuestiones del destino se topa con una chica que lo convence de ir a una reunión el cual resulto ser una secta. Mateo se termina involucrando en una fallida invocación de...