Comenzamos a correr sin mirar atrás. Alfa estaba demasiado cerca, y el miedo era lo único que nos impulsaba a seguir avanzando. No sabía a dónde íbamos, solo sabía que necesitábamos escondernos. Fede tiraba de mí con fuerza, y de repente nos metimos debajo de una mesita, lo único que encontramos para refugiarnos.
El silencio se apoderó del lugar, y ambos nos quedamos completamente quietos. El corazón me latía tan fuerte que sentía que Alfa podría escucharlo. Mis manos temblaban incontrolablemente, y Fede apenas respiraba, concentrado en el pasillo por donde habíamos venido.
Entonces, lo escuchamos. Los pasos lentos y pesados de Alfa resonaban cada vez más cerca. El sonido de sus botas contra el suelo hacía eco en el túnel, y cada paso parecía un golpe directo a nuestro miedo. Lo sentíamos tan cerca.
De repente, su figura apareció en la entrada del lugar donde estábamos escondidos. Se detuvo frente a nosotros.
Lo veía a través de las pequeñas aberturas debajo de la mesa. Estaba tan cerca que podía ver sus botas y la sombra de sus cuernos proyectándose en las paredes. Me mordí el labio para no hacer ruido, rogando que no nos viera, que simplemente se fuera.
Los segundos parecían horas, y mi respiración era tan ligera que casi me ahogaba en mi propio silencio. Finalmente, Alfa comenzó a alejarse, como si no nos hubiera visto. Nos había pasado de largo.
Esperamos un momento antes de salir de nuestro escondite, temblando. Justo entonces, escuchamos la voz de Ian resonando en la distancia:
—Hay que buscarlos, están solos.
Salimos rápidamente de debajo de la mesa, y Fede, agitado, empezó a gritar
—¡Chicos, chicos! ¡Está Alfa! —la desesperación en su voz era palpable.
Ivan se giró de inmediato, confundido.
—¿Cómo que está Alfa? —preguntó, incrédulo.
—Estamos todos juntos, hay que irnos ya—intervino Oscar, mirando a todos con urgencia.
Yo intentaba respirar, pero el aire no entraba bien a mis pulmones. Mi pecho estaba apretado, y sentía que el miedo me ahogaba, pero nadie se dio cuenta en ese momento.
Mientras caminábamos por un túnel estrecho, Ivan comentó con una mezcla de asombro y miedo
—Está enorme, cabrón.
El túnel era cada vez más claustrofóbico, y justo cuando pensábamos que habíamos escapado, Alfa apareció de nuevo. Su presencia llenaba el espacio, y su silueta era aún más aterradora en ese entorno reducido.
El impacto fue tan fuerte que me caí al suelo. Mis piernas no me respondían. Sentí el golpe en mis rodillas, pero el dolor fue lo de menos en ese instante. Fede me levantó rápidamente.
—¡No mames, no mames! —escuché a alguien decir mientras todos comenzábamos a correr desesperados.
Corrimos hasta llegar a otra zona del túnel, pero Ian se detuvo de golpe y gritó:
—¡Aquí no hay salida!
Fede se separó de mí por un momento, revisando unos disfraces tirados en el suelo, buscando alguna señal de escape. Mientras tanto, yo me quedé paralizada. Mi respiración estaba cada vez más difícil. Sentía que el aire no llegaba a mis pulmones, y mis manos comenzaban a temblar aún más. Todo mi cuerpo se adormecía, como si me estuviera apagando poco a poco.
Arenovitz se acercó a mí y me miró con preocupación.
—¿Estás bien, Mar?
Intenté responder, pero las palabras no salían bien.
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Aún sigo aqui - Lukas Urkijo #2
Fiksi Penggemar"No importa cuántas veces necesite hacerlo, te volveré a conquistar, una y otra vez, hasta que recuerdes quiénes somos y nos enamoremos de nuevo, como la primera vez, pero esta vez, haré que todo sea perfecto." Segunda parte de " People you know " �...