Llegué al lugar acordado, un pequeño café en una esquina de la ciudad. Había pocas personas en el local, lo cual me hacía sentir un poco más tranquila. Elegí una mesa cerca de la ventana y me senté, sin poder evitar mirar hacia afuera. Observé a la gente pasar, ajena a mis pensamientos y preocupaciones, sintiendo la mezcla de nervios y ansiedad que me consumía. Lukas, si es que de el era el número, que de todo corazón espero que si, no me había dado más detalles, solo me envió la ubicación, y yo, desesperada por aclarar las cosas, acudí sin cuestionarlo.
El sol de la tarde entraba por la ventana, creando patrones de luz en la mesa y el suelo. Miré mi reflejo en el cristal y suspiré. Las dudas seguían ahí, pero intentaba mantener la calma, convencerme de que todo se arreglaría, de que todo volvería a ser como antes.
De pronto, una voz grave interrumpió mis pensamientos
—Pensé que no vendrías, hija.
Mis ojos se abrieron de golpe, y mi corazón comenzó a latir a mil por hora. Volteé lentamente hacia la fuente de la voz, con el estómago encogido de nervios. Frente a mí estaba él, el hombre que más había temido durante toda mi vida, el que creía que nunca más volvería a ver.
Mi padre.
El hombre que me había abandonado cuando más lo necesitaba. El que había lastimado a mi madre, hasta el punto de destruirla, y que me había dejado con cicatrices que iban más allá de lo físico. Al verlo ahí, de pie frente a mí, todas esas memorias que mi mente había mantenido enterradas comenzaron a inundarme sin piedad. El dolor, el miedo, los gritos. La manera en que me pegaba, en que me hacía sentir como si no valiera nada. Todo volvió de golpe.
Sin pensarlo dos veces, me levanté de la mesa, con la intención de salir de ahí lo más rápido posible. Pero antes de que pudiera alejarme, sentí su mano agarrándome con fuerza del hombro.
—¿A dónde vas? —preguntó con voz áspera, forzándome a girar para mirarlo. Su rostro tenía una expresión que mezclaba desprecio con una especie de autoridad.
—Suéltame —le dije con la voz quebrada, luchando contra el miedo que se apoderaba de mí— No quiero nada que ver contigo.
El hombre soltó una carcajada seca, su aliento a cigarro golpeando mi cara.
—¿De verdad crees que puedes escapar de mí así de fácil? Ya me enteré de todo, Miranda. Sé en qué peligro te ha expuesto el señor que te cuida, Federico, ¿verdad? No pienso permitir que sigas en sus manos. Voy a demandarlo —dijo, con una sonrisa que denotaba su intención de herirme.
La furia se encendió en mi interior, reemplazando al miedo.
—No tienes derecho de hablar así de Fede. Él ha sido más padre para mí en este tiempo que tú nunca fuiste —le solté, con la voz temblorosa pero llena de determinación— Él me cuidó, él me protegió cuando nadie más lo hizo. No voy a ir a ninguna parte contigo.
Los ojos de mi padre se entrecerraron y su expresión se endureció.
—No tienes opción, Miranda —dijo, con un tono cargado de amenaza— Ya lo demandé, y no me importa lo que tú pienses. Te voy a llevar de vuelta a Guadalajara, quieras o no. Ese hombre no tiene ningún derecho sobre ti. Yo soy tu padre, y voy a sacarte de todo esto.
Mi mente se nubló por un segundo, y un escalofrío me recorrió la espalda. ¿Qué quería decir con que ya había demandado a Fede? La idea de que pudiera hacerle daño me aterraba. No podía dejar que le hiciera algo, no podía permitirlo.
—No me voy a ir contigo —repetí, intentando mantenerme firme, aunque el miedo comenzaba a filtrarse en mis palabras— Fede es mi familia, y no dejaré que lo lastimes.
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Aún sigo aqui - Lukas Urkijo #2
Fanfiction"No importa cuántas veces necesite hacerlo, te volveré a conquistar, una y otra vez, hasta que recuerdes quiénes somos y nos enamoremos de nuevo, como la primera vez, pero esta vez, haré que todo sea perfecto." Segunda parte de " People you know " �...