Habían pasado cinco años desde el accidente, Sakura estaba por cumplir los diez, lo que en un momento llegaron a pensar sus tutores, Yuuko y Clow, es que esa niña nunca se recuperaría del todo, y, aunque no era del todo cierto, tampoco era del todo erróneo. Sakura era una niña feliz, sí, pero se habían dado cuenta que ella prefería no tener estrechez emocional. Siendo Touya su único y mejor amigo.
—¿Cómo te va en tu salón?
—Hmm, todos son amables.
—Pero no tienes amigos.
—Es mejor así.
—¿Por qué?
—Tener amigos es complicado Touya, es contar tus secretos, y mis secretos pesan mucho, y son muy caros.
—Pero enana…
—Pero nada, estás conmigo y es lo único que me importa —toma su mano y se para enfrente de él—, tú lo dijiste. Siempre. —Sonríe.
—Siempre. —Pega su frente a la de ella.
—Vamos a patinar.
—Pero tú no sabes patinar enana.
—Pues me enseñas y ya, ja ja ja, ándale, di que chi.
—Osh, años de que no decías “chi” —dijo fastidiado.
—Ja ja ja, vamos Toto, por mí.
—Sabes qué haría cualquier cosa por tí —susurró.
—... —Sonríe.
Llegaba la primavera, y con ella, el recordatorio del cumpleaños de esa niña, desde aquel día, Sakura se había vuelto un tanto reacia a celebrar su cumpleaños, no obstante, sus tutores, aunque a sabiendas, preferían siempre celebrar algo, y fue así, que el primero de abril, el cumpleaños de esa pequeña castaña de ojos esmeraldas llegaba. Todos habían acordado regalarle una bicicleta, pero Touya, conociendo a su mejor amiga, le regaló el libro que tanto quería, uno en especial que no era del agrado de Yuuko, por su alto contenido explícito.
La pasión de Sakura por los libros había crecido junto con ella; tras las vacaciones de invierno se enteró que uno de los escritores que seguía con la continuación de sus novelas, sacaría un nuevo ejemplar, el cual sería muy gráfico, contando el pasado del protagonista. La idea en sí misma le encantó a la castaña, y luego, se enteró qué, lo qué venía escrito, era un baño de tripas y sangre, se alucinó más, pero Yuuko en su sano juicio nunca se lo permitiría, ni aunque fuera ficticio. Y aquí, es dónde Touya hace notar su rebeldía o más bien, lo que siempre supo qué haría, cualquier cosa por esa niña.
Tras recibir su bicicleta nueva, Touya le extendió el libro envuelto, ella no entendía que era, y sin más lo abrió, cuando supo qué era, y lo qué era, sonrió ampliamente, Yuuko miró con ojos asesinos a su hijo, Touya intentaba disimular con su bebida en los labios, pero el daño ya estaba hecho, Clow tomó el hombro de su esposa, y ella resignada, solo dejaba las cosas pasar.
Ambos niños de diez años salían huyendo del departamento de la familia Reed, Sakura tomaba la mano de Touya, siendo ella la que corría más rápido entre los dos, provocando un acelerar distinto en el corazón de ese pequeño niño de ojos café.
—Enana —dijo jadeante.
—Dime. —Sonríe.
—¿Huirías conmigo?
—Ya lo hicimos.
—Lejos, muy lejos.
—¿Dónde nunca nadie nos encontrará?
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Elígeme a mí
Fanfic"Prefiero no intimar con nadie; hacerlo significa qué conozcan mis secretos, mis miedos, mis demonios, y no estoy preparada emocionalmente para eso".