Capítulo 18

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Al día siguiente, en la enfermería, Harry está acostado en la cama con el brazo vendado. A su lado, sentada en una silla, está Adhara, quien se ha quedado dormida con la cabeza apoyada en la cama de Harry. Él se despierta lentamente, se pone las gafas y se sienta, notando que hay cartas y caramelos esparcidos por toda la habitación. Dumbledore se acerca a él, con una expresión amable.

– Awww, qué ternura. – dijeron algunas chicas al ver a Adhara cuidando de Harry en la enfermería.

– Gracias por estar ahí para mí. – le susurró Harry al oído a Adhara. – Siempre estás cuando más te necesito.

– No tienes que agradecer nada, amor. – le responde ella, sonriendo al abrir los ojos.

– Buenas tardes, Harry. – dijo el director, mirando a su alrededor. – Ah. ¿Regalos de tus admiradores? – añadió, señalando las golosinas.

– ¿Admiradores? – cuestionó confuso Harry, mirando las cartas.

– Lo que ha ocurrido entre tú y el profesor Quirrell es un secreto absoluto. – le dijo Dumbledore, con un guiño. – De modo que, naturalmente, lo sabe toda la escuela. – Ambos sonrieron.

– Si es un secreto, ¿cómo es que todos en la escuela se enteraron? – cuestionó Bonnie, levantando una ceja.

– No hay secreto que dure en los pasillos de Hogwarts. – le respondió Lisa, cruzando los brazos. – Todo se sabe sin importar qué.

– Veo que tu amigo Ronald te ha ahorrado la molestia de abrir tu rana de chocolate. – observó un envoltorio abierto de dicho dulce.

Todos miraron a Ron, quien se encogió de hombros, sonrojándose.

– Es que tenía hambre. – se defendió, mirando a su alrededor.

– ¿Ron estaba aquí? – preguntó Harry de inmediato, preocupado. – ¿Está bien? ¿Y Hermione?

– Bien. Ambos están muy bien. – contestó Dumbledore, levantando una mano para calmarlo. – Ellos están bien, al igual que ella. – Miró a la chica dormida al lado de Harry, haciendo que él también la mirara con una sonrisa.

Harry se sorprendió al ver a la Slytherin junto a él.

– Fue la señorita Campbell quien le trajo a la enfermería. – le informa el anciano al chico, que le miró confundido.

– ¿Cómo? – preguntó, frunciendo el ceño. – Ella no sabía que íbamos a por la piedra. – le dijo al director.

– Yo siempre me entero de todo. – dijo Adhara, cruzando los brazos con una sonrisa de superioridad.

– Bueno, señor Potter, puede que eso siempre sea un misterio para nosotros. – le contesta el mayor, mirando por la ventana. – Incluso al parecer la señorita hizo algo, porque cuando usted llegó a la enfermería, sus heridas ya habían sanado.

– ¿La sangre? – dijo confundido un Ravenclaw de cuarto año, inclinándose hacia adelante.

– Pero aun no entiendo cómo llegaste allí. – dijo Dean Thomas, rascándose la cabeza.

– Eso es un misterio. – responde Adhara, encogiéndose de hombros.

Harry sonrió mirando a la chica dormida, pero luego giró a ver al director.

– Pero, ¿qué pasó con la Piedra? – preguntó, inquieto.

– Relájate, chico. – tranquilizó Dumbledore, sentándose en el borde de la cama. – La Piedra fue destruida. – Mi amigo Nicholas y yo hemos tenido una pequeña charla y hemos acordado que era lo mejor.

La hija perdida de Klaus Mikaelson (Watching the movie HPxTOxTVD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora