Gavin.
—¿Aún no se despierta? —pregunta la abuela desde su hamaca.
Meneo la cabeza, dando un sorbo a mi café.
—Pobre chica. Ambos, en realidad —murmura, pensativa.
Asiento.
Anoche cuando vi la llamada entrante de Sam no me imaginaba que terminaría rescatando a su hermano con ayuda de mi abuela tras perder mucha sangre por una puñalada. Tanto Sam como su hermano están descansando en habitaciones diferentes. Mateo Andrade ya despertó y justo ahora está en el patio observando los animales. Se levantó de la cama a pesar de que no podía hacerlo.
—¿Qué hago, granma? —La miro.
—Nada, mi cielo. Ese tipo de problemas solo deben ser solucionados por la familia.
Asiento.
—Me mantendré al margen.
—Es lo mejor, cari...
Un grito estalla en el segundo piso.
Salto de la banca y corro escaleras arriba lo más rápido que puedo. Paso por un lado del abuelo y abro la puerta de la habitación de Sam de golpe.
—¿Qué sucede? —inquiero agitado mientras enciendo las luces. Sigue oscuro dentro porque las cortinas siguen abajo.
Está de espaldas a mí, se gira con los ojos llenos de terror y corre hacia mí. Salta y yo la sostengo.
—¿Sam?
Está temblando.
—Vi... Y-Yo vi... Vi algo feo. ¡Vi un fantasma! No, no, no. Peor. Muuucho peor —jadea—. ¡Un demonio!
Frunzo el ceño.
—¿Sam? —Intento buscar su mirada, pero ella se oculta, apretándose a mí—. Sam, necesito que me digas qué pasó. ¿Qué viste?
Traga saliva al mismo tiempo en que se separa un poco de mí.
—Era consciente que estaba durmiendo, entonces sentí que algo me observaba y al abrir los ojos me encontré con algo observándome. Estaba de cabeza para mí. ¡Justo en mi cara y...! —Empieza a jadear.
Recuerdo que es muy fácil asustarla. Las ruedas en mi cabeza intentan encontrar algo lógico para ello, una respuesta, pero nada.
Entonces, algo ulula en el fondo de la habitación. No. Debajo de la cama.
Suelto una carcajada.
La lechuza se metió a su habitación. Debimos dejar la pequeña ventana abierta.
—No te preocupes —le aseguro—. Tan solo es Hedwig.
Parpadea.
—¿Qué? ¿Cómo es que...?
Doy un paso hacia ella.
—Lo que viste no era ningún demonio, solo era Hedwig que se metió a dormir a esta habitación. Quizás te vio y le diste curiosidad.
—Hedwig... —repite confusa.
Asiento con una sonrisa.
—Mi abuela estaba obsesionada con las películas de Harry Potter. Aunque Hedwig casi no se llama así, sino Obi-Wan.
Arrugas las cejas.
—¿Quién?
La miro sin poder creerlo.
—Obi-Wan. El de Star Wars... —digo despacio.
—Nunca vi Star Wars.
Chasqueo la lengua. Eso tendrá que cambiar. Pero se lo diré en otro momento. Por ahora, extiendo mi mano para que ella la tome.
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Dame tu mano [Serie Dámelo #1]
RomanceSINOPSIS ¿Quien diría que el amor por los libros une personas? Sam y Gavin son el claro ejemplo de ello. Sam un día decide ir a su librería de preferencia donde se encuentra con un chico alto y muy gruñón que esta en la sección donde se encuentra...