Polaris

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Gracias a la madre de Remus, pude entrar sin problemas al castillo. Cuanto había extrañado este lugar. Recuerdo que Harry siempre solía nombrar Hogwarts como su verdadero hogar y tenia razón. Cada parte que conformaba la escuela era exactamente como lo recuerdo. Sin cambio alguno. Conocía cada pasillo, esquina y callejón como la palma de la mano. El aroma de los arboles llenando mis fosas nasales a medida que avan lozaba hacia el campo de Quidditch. Allí se llevaría a cabo la gran ceremonia. Estábamos en verano, el clima era perfecto. Ni una sola nube en el cielo y el sol brillaba en el alto cielo. Dándome la bienvenida. 

Cuando deje a la mama de Remus en los asientos, pude levantarme y dar una vuelta por el lugar. Camine sin rumbo fijo. Dejando que los recuerdos de las mejores épocas vengan a mi mente. De camino al castillo, pude ver al gran Sauce Boxeador. Mire mis pies recordando que unos pasos mas allá se encontraba el nudo que detenía el movimiento del árbol y de pronto un recuerdo vino a mi mente. 

Estaba muriéndome de frió, al mismo tiempo estaba ardiendo de rabia por la estupidez de Sirius. No se como se me paso aquel evento importante. Mi cuerpo temblaba a medida que la lluvia se extendía. La capa de James no me calentaba en lo absoluto, pero eso no era importante estos momentos. Comencé a pensar que tal vez el no vendría, pero la silueta de un chico flacucho con pelo largo llego a mi linea de visión, me apresure a su encuentro. 

"¡Alto Snape!" grite, poniendo delante de el, aunque era mucho mas alto, no me deje intimidar.

"¡Quítate de mi camino, sangre sucia!" 

"¡Obligame mestizo!" lo vi ponerse furioso, sacando su varita. Mi instinto femenino fue mas rápido. Una patada directa a su entrepierna lo hizo caer de rodillas al suelo. 

"¡Maldita zorra!" se agarraba sus partes nobles.

"Gracias" sonreí antes de sacar mi varita "veras, no soy tan buena en este hechizo, pero espero funcione bien" lo vi ponerse serio, buscando la suya. Habia volado varios metros detrás de el debido a la patada que le di para que no se acerque a ella "No te muevas" recomendé antes de hacer el movimiento como recordaba y al mismo tiempo vaciar mi mente. Concentrando mi atención en solo borrar lo que necesitaba de el "Obliviate" una luz blanca atravesó su frente y luego cayo inconsciente. Suspire, esperando que lo haya hecho bien. 

Aquel momento, casi rompe con la amistad de Remus, solo que no se entero. Ellos siguieron siendo tan buenos amigos como siempre. El secreto quedo entre Sirius y yo. Luego solo tuve un castigo de un mes por atacar físicamente a un compañero. Pero fue un sacrificio que estuve dispuesta a recibir. Ahora no era mas que un triste recuerdo. 

"Nunca te agradecí por salvar a Remus de ser expuesto ese día"

"Aun puedes hacerlo" le sonreí a mi mejor amigo, antes de correr y lanzarme a sus brazos. "Cuanto te extrañe" 

"Yo también" acaricio mi cabello "Pero no soy el único" 

"Esperaba que no" murmure antes de alejarme "¿Donde están?" 

"En el comedor, con los demás. Pero te vi cuando estaba regresando de saludar a los padres de Remus" 

"Ya veo..." mire mis manos. 

"Aun no les he dicho" 

"¿En serio?"

"Quería que fuera una sorpresa"

"Esa... es una buena idea" trague antes de mirar al frente "¿debería ir?"

"Vamos" tomo mi mano, caminando en dirección al comedor. 

Salude a cada cuadro que vi, como cuando estudiaba aquí. Ellos me saludaron con emoción y preguntaban cosas. Yo estaba feliz de responder preguntas a medida que avanzaba. Cuando estuve frente a las puertas, mi cuerpo se detuvo por completo. Detrás de estas puertas se encontraban. Sentía que no podía respirar por la emoción. Sirius apretó su agarre en mi mano, sonreí y avance. Todos mis antiguos compañeros estaban aquí. Ellos solo me sonrieron como saludo y siguieron hablando con los demás. 

SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora