Alnilam

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Era el cumpleaños once de Stella y Arinna. Sus padres estaban emocionados por saber a qué escuela de magia querían ir. No los veía así desde la vez que tuvieron su primera muestra de magia accidental.

Sirius, James y Remus estaban jugando con los niños en el jardín. Mientras yo estaba trabajando. Habíamos decidido que necesitábamos un ingreso muggle. Los tres afuera no podían conseguirlo debido a que dos son hijos de magos y uno es un hombre lobo. Dándome el papel de jefa del hogar.

Gracias a mi gran currículum al trabajar en una gran universidad. El alcalde me dio el empleo de su asistente en el pueblo. No ganaba tanto como antes, pero nos ayudaba con los gastos básicos. Lo demás lo podíamos conseguir con magia. Como los años habían pasado. Mi lechuza volvió a mi. Así que pasando un mes, James sacaba su dinero de su bóveda y se la enviaban en lechuza. Algo muy fácil de acceder. Pero ya no existía el peligro. Se suponía.

Así que. Mientras yo estaba en el pueblo. Stella, Arinna y Harry estaban jugando a las escondidas con sus padres y su tío. Debió ser un gran shock para las dos, tanto su tío como su padre James las encontrarán al mismo tiempo. Que gritaron asustadas, rompiendo las ventanas y volando el techo. Este gran desastre no hizo más que enorgullecer a los tres. Yo solo suspiré feliz, hasta que me cayeron gotas en la cara por el techo mal reparado.

Después de aquel gran incidente. La magia accidental vino de aquí para allá. Hasta Harry tuvo su momento. Cuando Stella le lanzó un sapo a Harry en la cabeza, el corrió asustado, tratando de quitarla. Los tres hombres en casa intentaron detenerlo para que no se golpeara con algún árbol o la pared de casa. Grata fue su sorpresa al ver que atravesó la pared y corrió como un loco dentro, rompiendo dos platos y un jarrón.

Mi corazón se sentía más tranquilo al saber que mis niñas también serían magas. Así que tuvimos una charla con ellas, para preguntarles donde querían estudiar.

"Mira, podrían ir a la escuela aquí en Francia no estarían lejos y ya saben francés. Así que se les hará fácil también"

"O podrían ir a Hogwarts la mejor escuela de magia y hechicería del mundo. Ir al mismo lugar donde nosotros fuimos."

"Es el lugar más seguro en todo el mundo. Tiene buenos maestros y un campo de Quidditch justo a un lado de un hermoso bosque."

"Sus materias son completas, tienen un buen currículum académico y maestros excelentes"

¿Pueden adivinar quién fue lo que dijo cada cosa? Porque fue muy fácil. Tanto como la desición que tomaron.

"Iremos a Hogwarts"

"¡Si!" Gritaron tres hombres adultos. Yo reí, asintiendo.

"Bien"

Aun no sabiamos si les habían aceptado. Pero aquí estábamos, festejando una victoria que no teníamos. Por un lado, sabía que Dumbledore nos vigilaba, debido a Harry. Tenia la idea de que de enfureció al ver que no estaba nada de evidencia. Solo el cuerpo sin vida de Lily. Unos días después de aquel incidente. Le envié una carta detallando lo sucedido y avisando que tenía a Harry y James conmigo. Esa información se filtró en la prensa porque cada día llegaban cartas de admiradores a mi antiguo departamento. Que aún arrendaba para este tipo de situaciones.

Volviendo al punto. Era el verano de 1989 y las cartas habían llegado, volando por la ventana de la cocina. Aunque no confiaba del todo en Dumbledore. Sabía que nos encontraría algún día. Además el libro mágico era poderoso. Conocía donde estaba cada niño de su lista. También llegó la de Beauxbatons. Pero mis hijas la desecharon. Gritando felices al tomar la de Hogwarts.

"¡Mira mamá, tiene mi nombre!"

"¡Y el mío!"

"Stella, Arinna, con calma, no se borrará la tinta si no la leen después del desayuno."

SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora