Adhara

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Debido al trabajo de mi padre y que mi madre tenía que asistir a sus clases de señoras. Sabrá Merlin de que tratan. No pudieron traer a Remus. Pero le explicaron a detalle, como llegar. Esperando que no se perdiera. Pero era el prefecto de Gryffindor. El podía llegar.

Sin embargo, ese detalle se me olvidó. Tener que cuidar a 5 niños era difícil. Y ustedes dirán ¿Que no eran solo 3? Si, pero si cuentas a James y Sirius. Se convierten en 5. Luego de la discusión que tuvimos aquel día. Todo pareció mejorar. Las niñas adoraban a su padre y a Harry. Se habían vuelto sobreprotectoras.

Si Harry, por algún motivo lloraba, ellas corrían a su encuentro. Consolando y aliviando su dolor. Casi no sucedía, porque era un niño muy bien portado. No sé cómo criaba Lily a Harry, le daba crédito allí.

Por otro lado, la adaptación de James con las niñas fue difícil. Ellas trataban de acercarse, pero no de forma sutil, eran hijas mías después de todo. Querían lanzarse a los brazos de su padre y que las abracen, las hagan girar. Aún no estaba 100% estable, por las noches, cuando iba a la cocina por agua. Lo veia en la entrada llorando, hablando con el cielo.  Su irritabilidad lo llevaba a niveles preocupantes. Al quinto día de esta rutina, lo vi reír. Arianna había pintado la cara de Sirius mientras se tomaba una siesta con Harry. Había extrañado su risa. Era contagiosa y armonizaba el ambiente. Mi hija no pudo evitar reír también. Contagiando a Stella, que estaba pintando las uñas de su tío.

Fue una escena adorable. Tanto, que tome la cámara del librero de la sala y tome una foto. Cosa que a James no le gusto particularmente. Paro de reír, me miró, me estremecí ante la ira y el vacío que me dirigían. Pero siguió sonriendo por las niñas. Estaba siendo fuerte por ellas. Pero canalizando su ira contra mi.

Ese es el ambiente al que llegó un cansado y confundido Remus. Todos nos sobresaltamos al escuchar la puerta. Me acerqué, mi varita en mi bolsillo trasero.
Abrí con cuidado. Y ahí estaba, tan hermoso como recordaba, tan tierno que no pude evitar saltar a sus brazos.

"Moon" murmuró en mi oído, su mano acariciando mi espalda.

"Remus" me aleje, sonriendo, el también lo hizo.

"¿Como..?"

"¡Papá!" Y ahí estaban las niñas más tiernas e inoportunas del mundo.

"¿Que?" Me miró asustado, sonreí culpable.

"Niñas, dejen que pase" ellas se hicieron a un lado. Aun mirando a Remus con ilusión. Sus enormes ojos analizando todo de el.

"Hola" les sonrió.

"Pasa por favor" asintió, tomando su valija, encontrándose con la mirada de James y Sirius. Todos se quedaron callados. En parte porque los niños analizaban a Remus y los otros dos se veían sin decir nada "niños ¿Que les parece si van a escoger su foto favorita de papá y la traen?"

"¡Si!" Corrieron hacia su habitación. Ahí guardaba el álbum de fotos, enorme, que había guardado. Cada noche nos encargamos de contarles historias antes de dormir.

Una vez que me asegure que no podrían escuchar, mire a mis amigos. Ellos se veían aún sin saber que decir. Por mi parte, conocía la historia. Sirius había perdido la confianza en James debido a que era un hombre lobo y tuvo que infiltrarse. James  había tenido el mismo pensamiento, pero menos profundo. Remus en cambio sabía lo que sus amigos pensaban. Eso le había roto el corazón.

"Chicos..." Solo se necesita una palabra para que los gritos bajos comenzarán. Se empezaron a reclamar cosas entre ellos, culpando uno al otro por este final. Solo que...

"No, tienes razón, no es culpa tuya Remus. Es culpa de ella" me señaló, furioso. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

"De que demonios hablas James" Remus equiparo su furia.

SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora