POWER

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Hoseok se sentó en la sala un poco desorientado por la reacción de Jungkook pero cuando le contaron lo que sucedía pudo entenderlo. El más que nadie quería una cura sobretodo en este momento donde no tenía control sobre su poder y le tenía miedo, pero también entendía por completo al pelinegro el tampoco hubiera aceptado pero tal vez pensándolo con más calma puedan llegar a un acuerdo.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó Yoongi a su lado sacándolo de sus pensamientos

— Un poco mejor, dormí poco pero al menos eso me quito el dolor de cabeza — sonrió con cariño abrazándolo.

— Hobi — llamo Jin — si tienes algún malestar puedo ayudarte

— Esta bien — acepto solo porque seguía con dolor del cuerpo

Jin se acercó con cuidado mientras Yoongi se hacia a un lado para no interferir y se alejo con Namjoon para que pedirá concentrarse ya que les pidió un poco de silencio para ser más rápido.

— Oye Namjoon... No quiero molestar pero por alguna razón sigo pensando en hace unas horas cuando en la biblioteca hablamos de un incendio — dijo lo último con cautela atento a cualquier reacción — ¿me preguntaba si tu historia es similar? Claro que si no quieres hablar no hay problema —

— Esta bien, en algún momento tendría que hablar sobre ello supongo — carraspeo un poco la garganta y tomo un poco de las bebidas que Jimin había traído antes.

Aunque estaban al otro extremo de la sala y trataban de hablar bajo, Jin podía escucharlos y estaba atento. Conocía un poco de la historia.

— Desde niño siempre ame la naturaleza, creo que fue un gusto heredado de mi madre a ella le encanta hacer caminatas en distintas montañas cada una tenia sus retos... Un día decidió subir sola me dejo en casa solo con una nota explicándome qué el reto de ese día era uno de los más difíciles y por eso no me llevo con ella ya que por la dificultad no dejaban ir a los menores, pero justo ese día ella no volvió hubo un incendio y recuerdo ver en las noticias como se quemaba la naturaleza que tanto amaba y los guardabosques trabajando en conjunto con los bomberos y expertos en estos accidentes porque aparte de apagar el fuego tenían que salvar animales y las personas que habían quedado atrapadas algunas estaban perdidas porque no siguieron los senderos...

Namjoon siempre había sentido una conexión especial con el bosque que cuidaba, un vínculo que iba más allá de su trabajo como guardabosques. Era su santuario, un lugar donde encontraba paz y significado. Sin embargo, ese refugio se vio amenazado el día en que un incendio forestal, provocado por la negligencia humana, arrasó con gran parte del área llevándose consigo también a la persona que más amaba y su única familia: su mamá.

El trauma de ver su amado bosque consumido por las llamas, de sentir la impotencia ante no poder buscar a su madre y ver la destrucción de la vida silvestre y la vegetación, se grabó en lo más profundo de su ser. Namjoon tenía 14 años y aun así se unió de voluntario y luchó valientemente contra el fuego, salvando lo que pudo, pero el daño estaba hecho. La devastación no solo quemó el bosque, sino también una parte de su alma.

En las semanas siguientes al incendio, Namjoon se sumió en una profunda tristeza. Noche tras noche, soñaba con el bosque, con sus árboles y animales junto a su madre llamando para que los salvaran. Las pesadilla duraron años, siguió de voluntario porque solo así sentía un poco de paz al ayudar a otras personas en sus caminatas y cuidar el mismo aunque fuera de una sola zona del bosque. Fue durante una de esas noches, cuando su dolor alcanzó su punto máximo, que algo dentro de él despertó.

Namjoon descubrió que podía sentir la vida que aún latía bajo las cenizas, que podía comunicarse con las plantas y los animales de una manera que nunca antes había experimentado. Sus poderes habían surgido como un grito de la naturaleza misma, un llamado a sanar y a proteger. A través de su trauma, Namjoon se había convertido en un guardián de la vida, con la habilidad de fomentar el crecimiento y la curación en el mundo natural.