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Sinopsis: Durante uno de sus "trabajos", Deadpool recibe una llamada de su chica favorita
[Wade Wilson x Lectora femenina]
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"Y allá vamos..."
Un crujido de cuello y un par de giros de cadera después, salió disparado como Aladino y su alfombra de juguetes sexuales, escalando el edificio de manera similar a un camaleón con LSD.
Lo único que faltaba era algo de música épica.
Llevaba casi dos días persiguiendo a ese malvado por la ciudad. Un capo importante de la mafia con vínculos con Hydra, la mafia, la Yakuza o alguna otra organización de tres letras. Era difícil seguirles la pista a todos en ese momento. Todos eran iguales, excepto por el nombre.
Todos tenían su propia agenda.
Mátalo, mantenlo prisionero, págale...
A Wade nunca le importó lo suficiente como para escuchar porque siempre era lo mismo. Lo contrataban para hacer el trabajo sucio y le pagaban bien.
La matanza fue mejor.
Este, sin embargo, era particularmente bueno eludiéndolo. Había estado tratando de ponerle las manos encima a este hombre durante unos días. No era como si estuviera tratando de ser sigiloso ni nada por el estilo. Había caminado hasta la puerta principal, había tocado y fue recibido con una lluvia de balas de ametralladora.
Así que, lo de siempre.
Pero entonces el tipo corrió y no se detuvo. Fue como si el maldito Correcaminos se hubiera encontrado con Sonic el Erizo y hubieran decidido hacer un lío y averiguarlo.
Wade también se estaba cansando de ser un Correcaminos. Tenía una reputación que mantener. No era conocido como el Mercenario Bocazas por nada. Se suponía que él era el que corría y mataba.
No al revés.
Finalmente, por fin, logró llegar al techo donde el tipo se estaba escondiendo detrás de una pequeña choza de ladrillos. El sol estaba saliendo, pero todavía estaba oscuro y había un par de reflectores que iluminaban el techo. Le hizo pensar en la noche en que había tenido esa conversación íntima con Blind Al, aunque lo único que ella realmente quería era que le trajera un poco de esa mezcla especial para brownies.