El Expediente

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Desde la puerta de su lujoso despacho y sin soltar su mano izquierda del marco de la puerta, el CEO de una gran empresa con aspiraciones de multinacional se dirige al jefe de recursos humanos:
—Ramírez ¿tiene ya preparado el expediente de regulación de empleo?
—No, señor, aún no. Aún no he podido contratar la gente para que esté disponible un único día. He contactado todas las ETT de la zona, varias consultoras y no he podido reunir más de doscientos candidatos —responde el de personal.
—¡Pues tiene que darse prisa! Vamos a hacer el ridículo. El próximo sábado voy al club de campo y quiero entrar en el reducido y elitista grupo de los mil despedidos. ¿Dónde se cree que vamos con sólo doscientos? —dice de manera concluyente el jefe supremo.
—Si nuestra plantilla no tiene más cien empleados se me hace difícil encontrar tanta gente en tan poco tiempo —se excusa el de recursos.
—Si hace falta vaya al Institut del Teatre, ¡allí deben tener un montón de desocupados e inútiles que no han trabajado nunca! Por un día no se van a herniar. ¡Vamos, vamos! ¡Que hay prisa! Me los contrata y me los despide en veinticuatro horas. Necesito completar ese expediente de regulación de empleo. ¡Tengo que batir mi récord!
El "Chief Executive Officer" volvió a su despacho y cerró la puerta. El responsable de personal de la compañía empezó a barajar la idea de que él también podría contribuir al éxito de su jefe si se incluía en el expediente.

© Manel Aljama,2008
© Photo by Hunters Race on Unsplash



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