CAPITULO 7

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| Las miradas no mienten|

Han pasado ya semanas y mi trabajo ha dejado de ser tan arduo como al inicio, poco a poco y después de pasar por mucho ya tengo mi trabajo seguro o al menos eso es lo que me han dicho. Después de pasar la semana aquí y soportar con todo el extenuante trabajo ya eres un empleado mas y salir de aquí es difícil por no decir imposible. Al menos que el jefe así lo quiera.

Todo ha cambiado principalmente la actitud del señor Barrett, es todo un caballero conmigo y me siento muy confundida con lo que el provoca en mí, es inevitable quedarme horas admirando cada centímetro de el y que mi corazón acelere sus latidos cuando me habla o se acerca a mí.

No estoy segura de lo que busca conmigo ¿Qué podría pensar cuando él ordena escoltarme hasta mi apartamento?, cuando se acerca demasiado a mí sintiendo que en cualquier momento me besara y cuando a la distancia me observa detenidamente.

Cuanto daría por saber lo que pasa por su mente cuando me observa.

Nunca he estado enamorada, no conozco el amor por lo que el sentimiento que ese hombre provoca en mi es desconocido y no puedo estar segura si es amor lo que siento.

—Alex el amo quiere verte, se encuentra en su despacho—Habla Anastasia sacándome de mis pensamientos. Inmediatamente cierro mi libreta donde escribo y me pongo de pie.

Y aquí vamos de nuevo. El pide verme y yo obedezco, pasamos horas charlando de las cosas mas triviales posibles, sin embargo, no me quejo la paso maravillosamente bien.

Asiento con la cabeza y Anastasia sale por donde llego, guardo bien mi libreta y salgo de la habitación donde me encontraba. Camino por el pasillo saliendo de la cocina y me encamino hacia arriba subiendo las escaleras, emocionada toco la puerta cuando ya he llegado a su despacho.

Después de unos minutos es él el que responde dándome la afirmación para poder entrar, ingreso al despacho y mi sonrisa se ve borrada cuando no solo él se encuentra en la habitación, también lo están tres personas más: dos hombres y una mujer y por su uniforme puedo asegurar que es una doctora.

—Alexandra—el señor Barrett se acerca a mi—sigue.

Me toma de la cintura guiándome hacia su escritorio, saludo a todas las demás personas y tomo asiento. Estos personajes no me inspiran confianza, los analizo a todos y la única que me genera mas seguridad es la doctora quien me regala una sonrisa, los otros dos hombres trajeados solo me observan severos.

Todo el ambiente se encuentra pesado no se por que se encuentran estas personas aquí y mucho menos que hago yo aquí junto a ellos. El señor Barrett toma asiento en su silla, observa a uno de los sujetos y con un asentamiento de cabeza hace que este saque de su portafolio una carpeta, la coloca en el escritorio justo delante de mí.

—Señorita Alexandra Ruiz—habla uno de los sujetos a mi lado—seguramente se preguntará que hace aquí.

Pregunta y yo solo doy un asentamiento. Todo me confunde aún más y ver la expresión tranquila del tirano no me tranquiliza a mí.

—Tenga por seguro que le aclararemos todas sus dudas-comienza de nuevo—el señor Black tiene una propuesta muy beneficiosa para usted—el sujeto mira a Barrett y el con una señal le pide continuar.

¿Qué es lo que podría proponerme él?

¿Qué le puedo ofrecer yo? Pregunta tras preguntas se formulan en mi cabeza sin encontrar una respuesta coherente a todo lo que sucede.

—Quiere que usted sea la madre sustituta que lleve a su hijo en su vientre durante los próximos nueve meses. Todo se dará de acuerdo a la ley.

Finalmente, suelta, pero me esperaba mucho, de todo menos esto. Me cuesta procesar lo que acabo de escuchar y por un momento suelto sin querer una risa sin gracia.

POR CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora