POR CONTRATO

CAPITULO 14

BARRETT

Doy vueltas en mi habitación tratando de recordar algo de lo que anoche sucedió, de lo único que tengo memoria es de la charla que tuvimos Alexandra y yo en el despacho, cuando salió enojada por mi estupidez, de como bebi sin parar como si no hubiera un mañana y de como entre a su habitación como un depravado.

Lo que Alexandra nos comento en el consultorio de la doctora me tomo por sorpresa, y no soy muy bueno cuando de sorpresas se trata. Me gusta estar enterado de todo lo que pasa a mi alrededor y que Alexandra no me contara eso lo tome como una traición, ahora puedo recapacitar y decir que lo que hice no estuvo bien, desde como me comporte, lo que le dije y lo que paso después.

Pero a pesar de todo, jamás me disculparía, soy tan hijo de puta que soy capaz de reconocer cuando he hecho algo mal, pero no lo soy lo suficiente cuando de pedir perdón si no hay una fuerte razón más fuerte.

Siento que he fallado, y puede sonar tonto tenerle fidelidad a alguien fallecido, pero desde que Alicia falleció nunca me volvió a interesar otra mujer ni mucho menos volví a tener sexo con otra. Pero Alexandra es diferente, su forma de ser, su sonrisa da paz y calma y aunque no sea yo la razón de su sonrisa me gusta apreciarla de lejos. La he observado de cerca, cada paso y cada acción, he visto como su hermana le da felicidad y como vela por su seguridad como una leona protegiendo a su cría.

Eso me hace regresar a su petición: seguridad por el resto de lo que le quede de vida a ella y a su hermana. Me intriga saber la razón y si eso tuvo que ver con que aceptara de forma desesperada el acuerpo con tal de tener tal protección. Más, sin embargo, no indagare en eso o al menos por ahora no.

Llevo mis manos a mi rostro frustrado por la situación que yo mismo provoque, el alcohol es mi mejor amigo a la hora de olvidar, pero no a la hora de actuar bajo su dominio.

Me siento enojado conmigo mismo y mi adicción, simplemente Alexandra no merecía esto, pero cuando tenía la estúpida intención de disculparme desde la puerta escuche como le decía a la empleada que tenia intenciones de escapar, entonces me desespere sentí que la posibilidad de cumplir mi sueño se me iba de las manos y supongo que por eso actúe de forma desesperada y decidí ingresar y hacer lo que hice y me maldigo por eso, pero el alcohol me cambia completamente.

Siento como la desesperación me atrapa y en un impulso de mi cuerpo y mente me dirijo a la mesita donde se encuentra una botella de wiski, pero antes de tomarla me detengo. Presiono fuerte mis puños y en un ímpetu de momento tiro la mesa junto con todo lo que cargaba.

La botella cae al suelo, pero no se rompe solo derrama su contenido, veo como todo el liquido cae de la botella y el olor intenso invade mis sentidos, es como si me tentara a beberlo incluso tirado en el suelo. Mi boca se hace un mar de saliva y todo mi ser completo me pide beber, pero antes de que pueda caer en la tentación salgo de la habitación.

En la puerta me encuentro con María quien no duda preguntar si estoy bien, la ignoro y solo sigo caminando. Si aun continua aquí es porque a nadie le tengo la confianza para que lleve el orden de esta mansión si no es a ella, lo que hizo estuvo intolerable por ende su castigo estuvo igual.

Bajo los escalones continuando por el pasillo, enciendo las luces y abro la puerta que da paso al gimnasio incluido a este lugar; es muy espacioso, cuanta con todos los aparatos necesario. Aquí vengo cuando la frustración me gana y tengo que desahogarla golpeando sacos de boxeo o realizando otro ejercicio forzoso.

Me quito mi camisa facilitando mi movilidad. Me coloco unas bandas en mis manos y me acerco al saco de arena colgado en la mitad del salón, tiro mi primer golpe y este no se mueve ni un poco, tiro mi segundo golpe mas fuerte y se mueve unos centímetros, entonces continúo golpeándolo desfogando toda mi ira en él.