|Flores|
Alexandra
Me encuentro aliviada.
La reacción del señor Black fue mejor de lo que yo esperaba. Sin embargo, tratare de dejar mi torpeza a un lado tratando de conservar mi trabajo. Seguiré sus reglas, aunque me cueste y quizás demore.
Llegue nerviosa y asustada por lo que hoy me esperaba, cuando paso todo en el despacho la ama de llaves se esfumo sin decirme si aun tenía mi trabajo. Tenia dudas en si venir o simplemente buscar otro empleo, pero Zoé me convenció en dar la cara y aquí estoy, aun con mi trabajo y me esforzare por conservarlo.
Recojo los platos del desayuno del señor Black, los coloco en una charola uno por uno para después pasar a dejarlo en la cocina. Ya aquí Zoé me espera para empezar a limpiarlos y así empieza mi día laboral.
Ella frega los platos mientras yo los seco con una toalla, solo dos personas desayunaron; el señor y la señorita Eva, quien salió bastante guapa y por lo que supe iba a una sesión de fotos en la empresa del tirano.
Todo esto lo sé por lo informativa que es Zoé, el día que llegue me llenaron de miedo al decirme lo malo que era el dueño de todo esto, en una noche me entere de lo que marco su vida y hoy me entero que la señorita Eva era la cuñada del señor, que es una modelo y que trabaja para la empresa del señor Black donde el tiene toda su marca de autos lujosos y caros.
Zoé es muy informativa por no decir chismosa, y a mi que me encanta estar informada no me quejo.
Anastasia se encuentra en la cocina preparando algo que huele exquisito, más de una vez he intentado ver lo que prepara, pero nuestra distancia no me lo permite.
Después de terminar de lavar la cantidad excesiva de platos que solo dos personas usaron, nos sentamos a descansar unos instantes. Zoé intenta arrebatar un poco de la comida ya lista de la chef Anastasia, pero esta se lo impide repetidas veces, cada intento fallido de la morena me saca una carcajada sincera como casi nunca lo hago.
Pero toda diversión se ve interrumpida por la presencia de la ama de llaves. Su mirada me fucila completa cuando posa sus ojos en mí, con el pasar de los días me he podido dar cuenta de lo mal que le caigo a esta mujer o quizás sean imaginaciones mías, pero en sus ojos es notorio su disgusto.
—Señoritas a sus labores—las dos mujeres obedecen—y tu ven conmigo, tienes trabajo.
Una sonrisa intenta salir de sus labios, pero la detiene dejándola a medias, me extraña esa reacción al igual que como me asusta. Detrás de ella sigo sus pasos, salimos de la mansión y seguimos por el jardín continuando por un sendero desabrido carente de flores quitándole su encanto.
Después de seguir el sendero puedo divisar a lo lejos lo que parece ser una cabaña o algo parecido, esta hecha de una madera lustrosa, su techo de color negro le da el toque perfecto para que se vea moderna, hay solo dos ventanas, pero están selladas con barrillas, no obstante a eso, dudo que alguien viva ahí pues es pequeña para una persona normal, incluso para mí y entre más nos acercamos más me convenzo de eso.
Unos ladridos provenientes de esa cabaña me hacen detener mi paso, son graves y tenebrosos. María saca de su bolsillo unas llaves y después se inclina a la altura de la cerradura introduciendo la llave ahí.
Cuando se da cuenta que ya no estoy tan cerca de ella me observa y me da una sonrisa como nunca la vi hacerlo. Después de unos instantes termina por abrirla y la reja que esta después de la puerta impide que dos perros de gran tamaño y aspecto poco amigable salgan a matarme.
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POR CONTRATO
Dragoste¿En algún momento has sentido el temor a ser encontrado? Es ese sentimiento de angustia que llena tu pecho cuando escuchas los pasos de la muerte tan cerca de ti. Así es la historia de Alexandra, una joven que a luchado por mantenerse con vida y cui...