CAPITULO 9

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                             |Por contrato|

ALEXANDRA

Tomar la decisión de venir a la mansión del señor Barrett no fue para nada fácil. Después de pensarlo mil veces y no encontrar ninguna otra salida tome la decisión de enfrentarme a todo.

Cuando recibí esa nota me alarme a tal punto que no pude cerrar los ojos en toda la noche y abrase a Lily fuerte, tan fuerte por el miedo a lo que pudiese pasar y cuando el sol apenas toco mi ventana tome a mi hermana y salimos del lugar directo hasta aquí, ella no hacia preguntas solo hacia lo que yo le dije.

"Maldita sean" en mi mente maldigo por tener que exponer a mi hermana a todo esto, ella merece vivir una vida plena y tranquila, no está, donde constantemente tenemos que correr. Un sentimiento de culpa me recorre completa creando que surja un dolor en mi pecho, pero no puedo llorar ni mostrarme débil, no bajo la mirada atenta del tirano que espera una respuesta.

—Y bien Alexandra—habla cortando con el silencio—¿Cuáles son tus peticiones para que aceptes?

Me debato internamente en si tomarme el atrevimiento de pedir eso, pero ¿Por qué no? Si el se tomo el gran atrevimiento de proponerme semejante barbaridad que aun no termino de asimilar.

El señor Barrett al ver mi timidez decide acercarse y cuando esta demasiado cerca soy yo la que se aleja dando un paso atrás. Levanto mi vista dejándola fija en sus ojos avellanas que me miran con cierta chispa de ilusión.

—Pido estadía en la mansión...

—Eso es algo que no está en discusión—me interrumpe— es obvio que mi hijo tiene que estar bajo el mismo techo que yo.

—Aun no termino—hablo enojada por su interrupción, el asiente con la cabeza y no pronuncia nada más permitiéndome continuar.

—Estadía para mí y mi hermana, hasta que el embarazo acabe.

Asiente.

—Dinero.

Asiente.

—Y protección por el resto de lo que me quede de vida a mi y mi hermana—finalmente hago mi petición mas importante.

Lo que le pido parece extrañarle, sus cejas se juntan analizando cada movimiento, pero su boca no pronuncia ninguna palabra. Solo espero que no haga preguntas.

Tarde pero finalmente asiente sin interrogaciones lo cual agradezco mentalmente.

—Bien—finalmente pronuncia palabra acabando con el desesperante silencio que se había creado—llamare a los abogados y a la doctora para que te informen correctamente.

Se aleja en dirección al teléfono que está en una mesita al lado de su cama, el habla, pero poca atención le presto seguramente los abogados y la doctora estarán hoy mismo aquí y esa idea me pone algo nerviosa.

Poco después alguien toca a la puerta y cuando el señor Barrett da la orden de que pasen entra la ama de llaves con unas sabanas en sus manos. Cuando levanta la mirada y nota mi presencia aquí sus cejas se fruncen y sus ojos me miran con rabia, el tirano se encuentra de espaldas, lo que María aprovecha para acercase y tomarme de forma brusca.

Ahogo un quejido al sentir sus uñas de nuevo clavarse en mi piel—¿Tu qué haces aquí? —pregunta bajando la voz—sabes que después de que ayer te fueras sin darle explicaciones a nadie ya no tienes trabajo—me mira de pies a cabeza—y mira hoy llegas sin tu uniforme, que descarada eres niña.

Esta mujer me desespera y ahora ya no tendría que permitir sus faltas de respetos y agresiones, nunca debí permitirlo. Forcejeó con ella tratando de zafarme de su agarre, pero lo único que consigo es que sus uñas se entierren más en mi piel y eso duele.

POR CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora