Alexandra
Mi día no puede estar peor.
Típica frase que utilizamos involuntariamente y que de cierta forma tiene el poder para empeorar tu día. Pero en mi caso el tener un mal día es algo normal y una simple frase no tiene el poder para hacer de mi día lago peor y eso que mi día apenas inicia.
Mi pierna se agita nerviosa sobre mi tobillo y la hora en mi reloj no me tranquiliza, ya voy tarde no daré una buena impresión y necesito ese trabajo. Simplemente no pude con el sueño quise dormir unos segundos mas pero esos segundos terminaron en una hora.
En York una ciudad llena de personas millonarias, egocéntricas y materialistas donde todo el mundo te ve como una cucaracha a la cual tienen que aplastar, el conseguir un trabajo es algo difícil.
Solo quiero una oportunidad.
Cuando diviso la figura del autobús acercarse me reincorporo ansiosa, tomo mi bolso con fuerza y acto seguido subo al vehículo. Tomo asiento en un asiento vacío que da vista a la gran ciudad, no he tenido tiempo de pasear por estas calles, conocerla y admirarlas. Se nota que es una ciudad gigante y yo solo puedo quedar maravillada con sus edificios tan altos que parecen que pueden tocar el cielo.
Paseamos por las calles llenas de personas con ropa cara y autos lujosos, a veces siento que no pertenezco a este lugar, aquí la mayor de la población es rica mientras que yo lo único que tengo es salud y eso es por ahora. En instantes mis ojos quedan deslumbrados cuando en una pantalla del tamaño de un edifico mediano muestra la imagen de un hombre que la palabra atractivo le queda corta.
El semáforo en rojo hace que el autobús se detenga y yo pongo mi atención al comercial que muestra al tipo apuesto trajeado de negro, que apuesto que es un hombre en traje. Sus ojos son profundos, su mirada intensa me deja atrapada en ella y eso que es solo por medio de una pantalla. Su cabello esta bien alineado, su estatura y cuerpo tonificado es algo mas que me llama la atención, su mandibula esta bien marcada como esos actores guapos que solo se ven en las películas y libros y hoy yo tengo la dicha de apreciar. Mis ojos nunca habían apreciado a un ser dotado de tanta belleza y que a simple vista parece ser perfecto.
Están promocionando lo que parece ser una nueva marca de autos, pero poca atención presto a eso.
Barrett Black.
La pantalla muestra su nombre y su apellido reluce en la parte frontal de sus camionetas que parecen muy comunes y son como la mayoría que aquí he visto. La luz roja cambia a verde y el autobús se pone en marcha de nuevo y por última vez veo al tipo guapo del comercial.
Salgo de mi asombro y me centro en lo primordial ahora que es causar una buena impresión en cuanto pise esa casa, llevo semanas buscando empleo y en todos lados me rechazan por ser extranjera ahora simplemente no tengo más opción que trabajar de sirvienta si quiero tener comida las próximas semanas.
Acomodo mi ropa limpiando cualquier suciedad en esta, tomo un espejo de mano y acomodo algunos mechones desalineados en mi cabello. Después de unos minutos reviso la ubicación en mi celular y frunzo mis cejas cuando veo que algo anda mal.
La ubicación se muestra paradas atrás, abro los ojos de golpe cuando me doy cuenta que me he pasado de mi destino.
—¡Pare! —le grito al chofer mientras me levanto de mi asiento—¡alto! Mi parada era mucho más atrás.
Frena bruscamente provocando que me tambalee un poco pero rápido recupero el equilibrio, camino hacia la salida recogiendo mis cosas—Para la próxima fíjate—habla el chofer cuando piso el pavimento. Se pone en marcha de nuevo.
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POR CONTRATO
Romance¿En algún momento has sentido el temor a ser encontrado? Es ese sentimiento de angustia que llena tu pecho cuando escuchas los pasos de la muerte tan cerca de ti. Así es la historia de Alexandra, una joven que a luchado por mantenerse con vida y cui...