Capítulo 8: La puta del rey
Eva Dunkel
Ambos nos quedamos muy quietos por unos segundos. Nuestras miradas trabadas en el otro mientras el agua corría entre mis dedos, mí respiración volviéndose irregular, verlo otra vez removió algo dentro de mí, porque lo recordaba exactamente así, alto, fornido y de mirada tan intensa que era capaz de ponerme de rodillas. Era él. Era Eros. Estaba aquí.
Recordaba muy bien todas esas veces que estuve así con él, recuerdos que ahora parecían tan lejanos y dulces antes de que entrara la amargura a mí vida y sólo oscuridad. Nunca supe en lo que me estaba metiendo hasta que estuve sin opciones y sin escapatoria.
Sin embargo había algo diferente ahora, no veía ese brillo en sus ojos que anteriormente tenía cuando fijaba su mirada en mí, esta vez no había nada más que un rostro tenso y una quijada apretada.
—Perdone reina, no sabía que estaba ocupado el baño. Espero no le moleste compartir —detecté su ligero sarcasmo en sus palabras mientras sin esperar respuesta entraba y abría el grifo que estaba a una buena distancia del mío.
Me quedé por un momento tan en shock que no pude reaccionar, pestañe un par de veces y entonces cerré el grifo frente a mí para cortar el flujo de agua, sintiendo como algo en mí pecho se comprimía. Pensé que nuestro reencuentro sería diferente, pensé que tras todo lo ocurrido él... No lo sé, tendría al menos una actitud preocupada por mí, por saber que estaba bien tras el infierno que viví dentro del castillo desde que me dejó ahí, no esto, no una indiferencia como si no me hubiera conocido hasta el alma y le diera igual que me hubieran descuartizado.
—No, obviamente no me molesta. —murmuré aún algo confundida, intentando procesar si se trataba de una broma de mal gusto.
No entendía por qué parecía tan... Distante, y no sabía si bromeaba o no, pero este no era momento de bromear, no después de todo lo que pasó y después de tanto tiempo donde lo creí muerto y rompió mí mente dejándome a la deriva.
Él se quedó callado mientras empezaba a limpiarse la cara y yo me lo quedé observando a través del espejo. ¿Era eso? ¿Él me dejó a propósito teniendo a donde huir? ¿Nunca le importé como me hizo sentir todas las veces que estuvimos juntos?
—¿Nunca ha visto a alguien limpiarse los dientes, su majestad? —murmuró sin ni siquiera alzar la vista hacia mí, probablemente solo sintiendo mí mirada sobre él.
La forma que decía: "su majestad" me parecía tan molesta, como si estuviera enojado conmigo por haberme casado con el rey, ¡pero yo no tuve opción!
Sintiendo que me hervía la sangre por su actitud de mierda fui a donde él estaba y cerré su grifo para cortar el agua en seco, él se separó mirándome, algunas gotas de agua caían por su piel.
—¿Qué te pasa? ¿por qué me estás tratando así? —solté en un tono puede que demasiado alto de lo alterada qué me encontraba.
Eros fijó su mirada en mí, me miraba con ligera indiferencia mientras tomaba una servilleta de papel en medio de nosotros y se secó las manos.
—¿Quieres que te trate de otra forma, su majestad o debería de decir abuela? —replicó aún en ese tono odioso— Aquí no hay trato especial por venir de la realeza.
Resoplé negando con la cabeza y estreché los ojos mientras alzaba la barbilla de manera retadora hacia él.
—Déjame entender esto, ¿Estás molesto conmigo? y si es así ¿por qué?
Él sonrió con ligera ironía cuando dijo:
—¿Crees que casarte con mí abuelo te volvió mí familia? —se inclinó hacia mí, su mirada llena de veneno— Eres la puta del rey, de seguro que llegaste donde estás por trepadora y ahora que amenazó tu vida te diste cuenta de que todo es una mierda y ahora vienés aquí por protección. No mereces respeto, solo eres un hazmerreír —continuó y agregó con burla:— abuela.
ESTÁS LEYENDO
La maldad del rey (#2)
ActionNadie está a salvo de los malos. Todos son traidores. Todo lo que se ha convertido el Imperio es una forma de asesinar, una forma de venganza de la que nadie podrá salir vivo. Para Eva que está secuestrada y fue obligada a casarse con el rey, la...