19. Capitulo

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- Baile en mi casa mañana a las siete traed un acompañante - Mi abuela se había introducido en mi casa sin apenas darnos cuenta y yo no tenía suficiente energía como para aguantarla con la resaca que tenía. Mi noche había sido agitada y el día de ayer ni si quiera había terminado.

- Si Martha - dijimos Ethan y yo a la vez de manera cansina.

- Y os quedareis a dormir los dos y vuestra madre, tengo algo que comunicarles - Raro era que mi abuela le diese vueltas a las cosas de esta manera, pero estaba demasiado muerta como para poder preguntar, puede que mas tarde la llamase o simplemente esperare al domingo por la mañana.m- Que dios se apiade de vosotros con la mudanza - dijo a modo de despedida saliendo por la puerta.

Ethan y yo nos miramos con los ojos como platos - La mudanza, si no llevamos todas las cajas antes de las doce a la nueva casa nos degollara como si fuésemos cerditos Ethan - dije con mis manos sobre mis mejillas pretendiendo parecerme al cuadro del grito.

- coge las llaves del jeep tenemos que hacer una mudanza que hacer -

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- Estoy agotada - murmure desplomándome sobre el gran sillón de cuero blanco que mi madre ya se había ocupado de transportar. La casa nueva era mil veces mayor que el piso en el que habíamos estado viviendo durante todos estos años. Cuatro habitaciones dos cuartos de baño tres plantas. La casa era gigante y preciosa, mama había traído los muebles del salón de la antigua pero el resto eran nuevos. Ya no teníamos una cocina de madera del siglo pasado si no una blanca con vitro cerámica y cosas súper chulas.

- Deberíamos de desempaquetar las cajas - murmuro Ethan mirando el reloj del salón, aun teníamos una hora para hacer ese trabajo y sorprender a nuestra madre.

- No quiero, me duele el cuerpo, la cabeza me da vueltas y quiero volver a la cama - protestó haciendo pucheros para intentar escapar de la tarea que nos espera subiendo las escaleras.

- La que no iba a bailar encima de las mesas - dijo Ethan riéndose a la vez que me tendía su mano para ayudarme a levantarme del confortante sofá - Aun no se a donde fuiste cuando te perdí de vista, James también estuvo ausente...

- ¡Vamos a deshacer las cajas! - grite dando un salto intentando desviar los socios pensamientos de mi hermano - Llama a James y a Aaron diles que vengan y nos ayuden con esto. - ordene seria tendiéndole mi propio teléfono. Antes de que pudiese protestar ya estaba metida en mi nuevo cuarto rodeada de cajas de cartón con mi nombre escrito en ellas.

Apile todas las cosas sobre la gran cama blanca y empece abriéndolas todas. Empecé por una caja llena de camisetas dispuesta a apilarlas dentro del armario.

- Pensé que estarías mas cansada - La voz a mis espaldas hace que se me erice el pelo. Se suponía que habíamos marcado un espacio entre nosotros, pero cada vez que lo hacíamos el volvía a mi para recordarme todo lo que había pasado entre nosotros.

- ¿Que quieres Aaron? - pregunte sin molestarme si quiera en darme la vuelta para mirarle a la cara. Me sentía como una chica, quería que James llegase y me defendiese como si fuese un cuento de hadas, pero sabia que tardaría mucho mas de lo que esperaba.

- Veo que el sexo no te ha cambiado - seguía sin mirarle pero era consciente de la esquina de su boca doblada hacia arriba haciéndole ver mas irresistible de lo normal. Tengo que mantenerme fría, distante, no puedo volver a caer en su juego.

- ¿Como lo sabes? - pregunte con voz temblorosa sin saber muy bien que me esperaba

- Supongo que tus gritos te desvelaron anoche a pesar de la música - oh Dios mío, Aarón nos había escuchado.

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