3. Capítulo - Nice Guys

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Nice Guys

Estamos todos en casa, mirando el partido en el living, arriba de la mesa de café de mi madre se puede encontrar cualquier tipo de cosa. Hay latas de cerveza sobre ella un montón de paquetes de chips abiertos a medio terminar que probablemnte luego haya que tirar a la basura, los chicos tambien han traido manis y para colmo han derramando cerveza en suelo haciendo un potingue de basura sobre la losa blanca con la comida que los cerdos han tirado por todos lados. Luego seré yo la que tenga que limpiar toda esa apestosa suciedad antes de que mi madre llegue a casa para presenciar lo que ha pasado aquí. Estoy mas que convencida de que Ethan no le ha dicho que teníamos visita.

Los chicos estan sentados en la en el sofá grande de cuero blanco y yo en uno de los sillones individuales y alargados que decoran el amplio salon minimalista que ha creado mi madre con sus dotes de decoradora de interiores, si de algo puede estar contenta es de como ha quedado su casa.

Todos estamos antentos mirando fijamente la televisión de 55 pulgadas rogando al cielo que no se cumpla la inminente victoria del equipo contrario, pero claro solo quedan unos minutos de partido y eso explica el por que los chicos tienen un humor de perros, no les juzgo, si el fúbol me importase tanto como a ellos probablemente yo estaria igual o peor.

- Pásame la cerveza - digo sin dirigirme especialmente a nadie, solo quiero la única cerveza que no han abierto para poder tomarmela sin tener que saborear las babas de nadie sobre la lata, a ellos parece no importarles demasiado ese minúsculo factor higiénico.

- Las chicas no toman cervezas - Contestó el cerdo número tres, al cual puede que ustedes conozcan más bien como Aarón, que me guste no significa que no pueda odiar muchisimo su enorme ego. A por cierto que conste que yo prefiero enumerarlo entre el resto de cerdos que han dejado el salón de mi casa hecho un desastre, si a partir de ahora les llamare los tres cerditos, nada de los tres fantásticos ni ninguna de esas chorradas, son los tres cerdos.

Dios mio, seguro que luego soy yo la que lo tiene que limpiar, Ethan es un gran hermano y una gran persona y blah blah blah... pero lo que es limpiar, recoger y mantener el orden, pues como que eso no es lo suyo, lo suyo es mas bien todo lo contrario, dejar todo tirado machar las cosas, estropearlas y romperlas, mientras que yo voy por detras ocupandome de todos sus desastres. La vida de hermana no es un cuento de hadas precisamente.

Levanto mi cabeza alejándome de mis pensamientos y sonrío al moreno de manera falsa, puede que una gran guerra se avecine.

- Y se suponía que los chicos tenían que ser príncipes azules pero una vez más nos equivocamos - digo inclinándome sobre mis rodillas para alcanzar la cerveza que aun esta sobre la mesa ratona. Durante el tiempo en el que transcurre la acción no pestañeo ni un segundo, estoy en plena guerra de miradas contra Aaron, sus ojos jade tienen el poder de helar mi corazón, pero mis ojos marrones están chamuscando su cerebro.

- Los príncipes azules están sobre valorados - Contra ataca Aaron en lo que parece ser nuestra primera conversación real aun después de haberme quitado su mirada y. Volver a centrarse en sus asuntos como si yo ni siquiera estuviese en la habitación y nunca hubiésemos tenido el más mínimo intercambio de palabras. En el fondo creo que me merezco un premio por no ponerme a gritar ni desmayarme en este mismo instante aun que eso me convierta en la chica mas idiota del planeta tierra, de esa manera me estaría rebajando a las animadoras que tanto critico por lo general, pero a veces las hormonas pueden contra mi.

¿Por que por lo general nos sentimos atraidas por los chicos que nos tratan fatal o directamente no nos hacen caso? Desde mi punto de vista es algo que siempre pasa, no podemos decidir quien nos gusta o de quien nos enamoramos, pero de alguna manera u otra siempre terminamos con gente que nos hace daño, puede que sea por que nos quieren demasiado o por el simple hecho de que no nos quieren. Siempre pasa algo, algo que impide lograr la completa felicidad justo en el momento el que estas rozando el cielo con tus propios dedos.

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