4. Capítulo - Resurgiendo

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Resurgiendo

Han pasado dos días desde mi discusión con el tercer cerdo, han pasado dos días desde la última vez que comí algo en condiciones, han pasado dos días y sigo estando en un bloqueo mental del que parezco no salir, apenas presto atención a lo que me dicen o muestro interés en cualquier cosa que pasa a mi alrededor. Parece como si ya hubiese muerto, a excepción de que mi corazón sigue latiendo.

- ¡Joder que comas ya! - y esta vez es la segunda vez que Ethan intenta que coma en un día. Probablemente vuelva a ser un intento fallido, no puedo hacerlo. Realmente quiero, pero no puedo. Siento que si como estoy perdiendo, no se exactamente el que pero siento que definitivamente pierdo algo. Quizás tan solo me este volviendo loca, para variar.

- Esta bien - me rindo parcialmente. No puedo estar eternamente así y no tengo ganas de que siga con sus eternos sermones sobre porque necesito comer. Ethan en un humor de perros es lo último que quiero ver hoy, además un poco de comida, es solo un poco lo que tengo que comer para quitármelo de encima. Una carga menos, si exacto, así es como me lo tengo que tomar, como un peso menos.

- No puede ser tan fácil - dice el bro desconfiado de mi rendición. Me mira fijamente con una cara de póker intentando desvelar cualquier segunda intención que pueda tener, pero esta vez hablo en serio, realmente ya no me queda nada por lo que luchar, ¿Qué es lo peor que puede pasar si como? Obviamente me sentara mal y es mas que probable que termine en e, retrete vomitando una vez mas, pero eso ahora no importa. Importa el presente, eso es lo único que cuenta.

- Comeré pero solo fruta - digo tranquilamente - dos piezas como máximo - la calma después de la tormenta se avecina. El rostro de Ethan cambia notablemente, no esta del todo feliz con mi respuesta, pero después de todo sabe que no va a conseguir mucho mas.

- cuatro - comienzan las pujas de la comida, esto si son los juegos del hambre, literalmente. No siento hambre, la necesidad de comer hace mucho que paso.

La anorexia no es como todos creen, no es el estereotipo de chica insatisfecha con su cuerpo y no es solo dejar de comer. Las razones que me impulsaron a ser como soy son varias pero supongo que algo tiene que ver con que mi padre me abandonase. La anorexia no es un estereotipo, no es una leyenda urbana, es real y la sufro inconscientemente. Aun recuerdo como empezó todo hace tres años. Solía ser una chica social con amigas hasta que todo cambio, deje de velas,deje de salir y entre en una profunda depresión. No estaba contenta con nada y me culpaba a mi de la separación de mis padres, deje de comer inconscientemente y comencé a cortarme las muñecas. Han pasado tres años y el panorama no ha cambiado mucho desde entonces.

- Dos y media - sigo en mi posición de cuanto menos mejor.

- Que sean tres enana - contrata ataca Ethan mirándome desafiante mientras que yo me siento en el taburete de la cocina mirándome las uñas sin darle importancia al asunto.

- No subiré de las dos piezas y media pequeño - digo guiñándole un ojo a la vez que tomo dos manzanas que para mi gusto son gigantes, mientras que para Ethan éstas deben de ser enanas.

- pues entonces te falta media pieza - no voy a cogerla me niego, prefiero darle un abrazo de oso por la espalda y besar sus mejillas sonoramente, a veces parecemos mas una pareja que hermanos.

- Anda vete con los cerdos y no te olvides de usar condón, soy muy joven para ser tía. - me río suavemente antes de abrazarle y destrozarle su preciado peinado, tal y como a mi me gusta.

- no tengas tantas ganas de correrme de aquí, además aun tienen que venir tus dos cerdos favoritos para poder marcharnos de fin de semana sabático. - Mierda voy a tener que ver a Aaron - no creo que Aaron pase después de lo que paso.

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