𝗔𝗟𝗘𝗫𝗔𝗡𝗗𝗥𝗔 (𝟭𝟭)

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❄️. 𝕍𝔼ℝ𝔻𝔸𝔻

—Como tenemos poco tiempo, me gustaría que tu programa libre sea con alguna canción que conozcas al pie de la letra, y que sea adecuada para competir. —Me comentó mi entrenadora, mientras me ataba la bota.

—La única que me llega a la mente es la canción con la que audicioné.

—Es una buena canción. Las cuatro estaciones de Vivaldi, ¿No?

Ana se fue a buscar la canción en su computador, y no pude sentirme más afortunada. Conocer la música me daría seguridad, sobretodo con el poco tiempo que queda para el inicio de la temporada.

Seguía las intrucciones de Ana lo más atenta que pude, y ella fue muy dulce y precisa a la hora de darme las indicaciones. Casi todos los ritmos y combinaciones del programa estaban inspirados en los movimientos de mi audición. Eso lo hacía más mío.

Era Sasha quien estaba en el hielo, no la marioneta de Talía.

—Bien Sasha, muéstrame lo que tenemos hasta ahora. —Me indicó Ana, mientras colocaba la música.

Me coloqué en mi pose inicial y apenas escuché la música inicié la rutina. El primer salto era un cuádruple lutz, aquel que fallé en la última práctica con Talía.

Y con Ana pude volver a clavarlo limpiamente, dando inicio a mi nuevo despertar.

Di lo mejor de mí, no fallé ningún salto y sentí la música dentro de mi, siendo la que guiaba mis movimientos en plena armonía

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Di lo mejor de mí, no fallé ningún salto y sentí la música dentro de mi, siendo la que guiaba mis movimientos en plena armonía. Este sentimiento, era lo que volvía el patinaje artístico un arte.

Al terminar mi programa escuché muchos aplausos, gritos y vitoreos que me tomaron desprevenida. Miré al borde de la pista y eran los alumnos de Ana y los demás profesores, animándome.

—¡Eso fue increíble, Sasha! —Exclamó Diego, silbando.

—Gracias... —Agradecí, un poco avergonzada.

—Ya es hora de irse, es bastante tarde. —Ana los echó.

—Oh, pero yo quería verla... —Se lamentó Elena.

—La verán cuando esté lista ¡Adiós, descansen! ¡Hasta mañana! —La entrenadora literalmente los empujó fuera de la pista. Yo reí ante los reproches de los chicos. —Bien, desde el principio una última vez.

No me había dado cuenta de que había anochecido, ni siquiera estaba cansada y sentía que todavía me faltaba mucho por practicar. Realicé mi programa por última vez, y las palabras de Ana me transmitieron como quedó.

—Perfecto.

—¡Que bien! —Exclamé satisfecha.

Creo que si no fallo, podría ganar.

—Terminamos por hoy, este fin de semana son los open skates y parece que tú ya estas lista con el programa libre. —Comentó Ana, con un peso menos encima.

𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐈𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora