𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐈𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎

𝗔𝗟𝗘𝗫𝗔𝗡𝗗𝗥𝗔 (𝟰)

❄️. 𝕄𝕆𝕋𝕀𝕍𝔸ℂ𝕀𝕆ℕ

Mientras caminábamos hacia la pista, sentía una mirada pesada sobre mi. ¿Sabe de quién? Pues yo también me sorprendí de ver a la famosa Marina Martin acechándome con la mirada.

Al cruzar nuestras miradas yo decidí sonreirle con amabilidad, pero ella volteó los ojos y me ignoró. Y honestamente, no me sentí mal.

Si Marina, que era la hija de una mujer del jurado y obviamente iba a pasar la audición, se sentía insegura de mi, significaba que tenía una oportunidad.

O tal vez así quise asumir su desprecio, no tenía tiempo para sentirme mal.

Al llegar a la pista de huelo, vi a Valeria en un extremo acompañada de otra patinadora de cabello más claro. Cuando llegamos nos pidieron que los 5 nos colocaremos en medio de la pista.

—Cuando diga sus nombres, darán un paso adelante. —Avisó el presentador. Nosotros asentimos. —Hwan Cheng.

El chino dio "un paso" hacia adelante mientras liberaba una sonrisa. Lo digo entre comillas porque en realidad se deslizó. Estamos en el hielo, Da.

—Caetlyn Smith. —El presentador mencionó a la estadounidense. —Solo queda un nombre.

La cosa estaba entre Marina, la japonesa y yo.

Por inercia volví a ver a Marina, y esta tenía un rostro preocupante, parecía a punto de llorar. Eso me inquietó bastante. O sea, estoy compitiendo contra la hija de una del jurado, una japonesa que patina angelicalmente y posee una técnica preciosa. Y luego estoy yo, una huérfana que ni siquiera sabe dónde está parada.

Lo siento, mamá… te fallé.

—La última es... —¡Estúpido presentador, deje la tensión! —Kiriko Makoshita.

Marina y yo quedamos perplejas mientras la japonesa dio un salto de alegría. Yo pensé que ganaría Marina y Marina pensaba que ganaría yo, y al final la elegida resultó ser la japonesa.

—Las dos chicas que quedaron atrás, lamento decirles lo siguiente... —El presentador hizo una pausa. —¡Han pasado exitosamente a la siguiente fase!

¿¡Qué!?

¿¡Qué clase de tortura cruel es está!?

Yo rompí en llanto, Marina rompió en llanto, la japonesa casi se desmaya y los del público se reían de nuestra reacción. Resulta que los que dieron un paso adelante habían sido descalificados.

Por un momento llegué a pensar que lo había perdido todo. 

—¡Marina, Alexandra, sean bienvenidas a Kambo 60! —Anunció el presentador. —Pueden ponerse a lado de sus compañeras: Valeria y Karina.

Marina y yo obedecimos. Valeria me recibió contenta, pero yo todavía me estaba recuperando de aquel mini infarto. Llamaron a los siguientes grupos, y se nos unieron cuatro chicos más: dos rusos, una canadiense y un coreano.

Finalmente culminaron las audiciones. No obstante, cuando yo pensé que todo había terminado nos dieron un ultimátum.

—¡No se emocionen chicos, todavía está en juego si se quedan o no! —Dijo el presentador. —Han demostrado su rendimiento en la pista, pero ahora les toca pasar la prueba más importante: la disciplina.

Yo me sorprendí, aunque era lógico. Un patinador, o cualquier atleta, no valía nada cuando no tenía motivación y disciplina.

Yo fui criada por monjas, ¿Qué más disciplina que eso? Oh bueno... mis únicos momentos de rebeldía eran para ir a patinar, supongo que eso no era importante.