12. Tortura

564 39 0
                                    

SAID

Hay cosas que uno no debe decir hasta que esté seguro de ello, y este es el caso. Mientras observo cómo Beca Howland habla de cosas que me importan poco y que son tan banales que el simple hecho de que salgan de su boca se convierte en una tortura para mis oídos, me doy cuenta de que es tan insegura y ha vivido todos estos años a la sombra de su hermana mayor, Avery, de quien me encargaré después.

—Entonces, te estaba diciendo —continúa—. Yo sé que soy algo…

Me inclino hacia adelante.

—¿Dónde has dejado a Arath? —la interrumpo, haciendo que su sonrisa se desvanezca.

—Mmm, trabajando —responde, no muy segura. Un grave error.

—¿Y no le molesta que estés en mi casa?

Ella mueve sus manos; le di en el clavo. Esa era la reacción que esperaba. Por supuesto, sabía que mi sobrino no tenía ni idea de que su adorada Beca estaba aquí con la estúpida excusa de pedir disculpas.

—No, Arath suele ser muy comprensivo.

Otra mentira más. Comienzo a pensar que ella es mitómana por naturaleza, al igual que su madre. No basta con decir que está subestimando a un Pemberton; aunque él haya utilizado el apellido de su madre, Brush, no lo conoce bien. Mi sobrino es un hijo de perra, al igual que su padre; es algo que viene en las venas.

—Ya veo.

—Como sea, ¿puedo hacerte una pregunta sin que te molestes?

La miro fijamente.

—Hazla.

—¿Por qué elegiste a Avery?

Me quedo callado; sinceramente, eso es algo que no esperaba, aunque debí imaginarlo al ser una víbora demasiado directa con lo que quiere.

—No me lo tomes a mal —vuelve a hacer su débil intento—. Es que ella es demasiado…

—Sincera —intervengo en su comentario viperino—. Esa fue la razón por la que, desde que la vi y la conocí, no la dejo. No es como las demás mujeres que intentan llamar mi atención. Si algo me molesta es que piensen que, por el hecho de ser hombre, pueda caer en esos sucios trucos baratos. Además, no demuestra mucha clase hacerlo.

Ella tensa el cuerpo y rechina los molares.

—¿Algo más? —observo la hora que marca el reloj.

Había dejado que Beca se quedara con la intención de enfrentar a su hermana mayor, pero esta no llega. Fue en serio cuando dijo que no la esperara tarde.

—Me parece que es momento de que te vayas. No quiero que Arath piense mal de esta visita.

Cree que no la veo, pero lo hago; ella se molesta y se pone de pie, aparentando ser una delicada flor.

—Por supuesto, lo siento, nos veremos luego —estira su mano hacia mi dirección.

La estrecho por educación y le pido a uno de mis mayordomos que la acompañe a las afueras. Estando a solas, lo primero que hago es llamarle a Avery. No responde. Hago cinco intentos más hasta que atiende.

—¿Hola?

Una voz masculina, que se mezcla con la música lenta y sensual de fondo, es quien me atiende.

—Avery —espeto—. ¿Dónde está?

—Está ocupada conmigo. ¿Quién le llama? ¿Eres uno de esos tíos posesivos con ella? No vuelvas a llamar; ella está…

Cuelgo. No hace falta que escuche más sus palabras. Localizo su móvil y me doy cuenta de que está en un edificio donde hay sesiones voyeristas. Agarro mis cosas y las llaves de mi auto.

—¿Saldrá, señor Pemberton? —me pregunta Davina.

No respondo. No soy así con ella. Sin embargo, en estos momentos solo tengo en mente una cosa: evitar que Avery arruine todo lo que hemos logrado hasta ahora. Subo al auto y me dirijo hacia allá. Tamborileo los dedos de la mano sobre el volante hasta que llego al sitio.

Los guardias me dejan pasar en cuanto me ven. Me dirijo a una de las recepcionistas y pregunto por la inconsciente de Avery. Algo que no sabe ella es que soy yo el dueño de este lugar. Cuando me dice la habitación en la que se encuentra, camino a prisa. Llego, abro la puerta y veo rojo al ver que ella está bailando sobre la mesilla de centro, pegando su cuerpo a un tipo rubio.

Sus pupilas están dilatadas; está ebria. Es cuestión de segundos para que sus ojos se anclen en los míos y se detenga, palideciendo como si hubiera visto un fantasma o al mismo demonio.

—Said —dice.

Juro que me las va a pagar.

Juro que me las va a pagar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pasión Rota © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora