Epílogo

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SAID

Horas Antes…

—¿Estás seguro de eso?  

Me pregunta Lander, sacándome de mi ensimismamiento. Desde que apareció Daniela en mi casa, le advertí a Davina que nada de lo que pensara hacer le iba a funcionar. No me hizo caso, y aquí están las consecuencias. Ella creyó que, al regresar del pasado, iba a caer de nuevo en sus redes; estaba equivocada. No soy idiota y sé muy bien a quién se acaba de vender.  

—No la amo, así que lo que pase con ella no es mi asunto. Sabemos cómo se manejan las cosas en la organización —finalizo la conversación.  

Cuando salgo de la cocina, me encuentro con Davina. Su mirada parece perdida, desesperada, lo que me pone en alerta. La última vez que la vi así fue cuando se marchó sin decirme una sola palabra. Mandé a varios investigadores privados, aunque ninguno de ellos supo decirme nada.  

—¿Sucede algo? —le pregunto.  

—Said —baja la mirada—. Siento la molestia, pero tienes que saber algo sobre Daniela.  

Tenso el cuerpo.  

—¿Qué hay con ella? —enarco una ceja con incredulidad.  

—Me temo que ella ha secuestrado a Avery. Sé que al principio la apoyé con todo esto, pero… sé que ya sabes que es ella quien vendió la cabeza del Boss a los italianos. También hay algunas cosas que no sabes sobre ella.  

Y es así como me entero de todo. Ella asesinó a mi secretaria hace años. Un día, de la nada, dejó de ir al trabajo. Cuando pregunté, solo supe que había mandado su solicitud de renuncia sin más. No lo tomé en serio al principio; ahora entiendo que todo esto fue planeado por Daniela. Y Beca, quien por accidente grabó todo, años más tarde, al encontrarla y saber quién era, la sobornó.  

No espero a que me cuente más. Sé dónde puede estar porque llevo años investigando a Daniela, pero más importante, llevo semanas investigando la vida de Avery. Solo espero que ella se encuentre bien.  

Presente… 

No sé dónde me encuentro; no puedo abrir los ojos ni mover el cuerpo. Es como estar en un profundo sueño del que nunca voy a despertar. Estoy tan cansado; han pasado demasiadas cosas como para rendirme ahora. Sin embargo, se siente tan bien no preocuparse de nada.  

—Él estará bien.  

Escucho una voz masculina al fondo, alguien que reconozco como Lander.  

—Si no despierta…  

Esa voz, joder. Mi corazón comienza a latir con fuerza cuando escucho la voz de Avery.  

—Todo es mi culpa.  

—No lo es. Said hizo esto porque así lo quiso; nadie lo obligaría nunca a hacer algo.  

—Sé que esto comenzó como un trato, un juego, una apuesta, pero…  

—Ambos despertaron algo en el otro; es normal.  

—No lo creo. Es decir, hay tantos secretos entre los dos. Por mucho que quiera estar con él, hay ciertas cosas que sigo sin entender.  

¿Qué? ¿Por qué dice eso? Creí que las cosas ya habían quedado claras entre los dos. Daniela es cosa del pasado; ya debe entenderlo de una jodida vez. Pronto le contaré todo, cuando ella sea mía por completo, porque una vez que sepa quién soy yo, no hay vuelta atrás y la pienso atar a mí para siempre. Por ello, sin poder tener la paciencia necesaria para soportarla, de la nada, abro los ojos.  

Pasión Rota © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora