3. Cumpleaños.

348 66 557
                                    

Hi~ Muchas gracias a todas las personitas preciosas que se andan paseando por esta historia aunque wattpad se ponga mañoso y no avise las cosas como debería, cómo les mencioné ayer nos vamos a ir metiendo poco a poco en el trauma de Eiji porque es heavy pensar que de una vida relativamente normal pasó a una situación de violencia y abuso sostenido por un año, denle tiempo al chico y presten atención en lo que dice y no dice, es importante. Pero nos vamos con Eiji hoy.

Mil gracias por tanto, son mi rayo de luz en mis días de chambeadora, se les quiere harto.

Frente a un espléndido espejo con gastados focos plateados alrededor, Eiji se termina de cerrar una corbata de seda, es de moño, negra, desprende lujo, le da un toque refinado a la gargantilla que Arthur le obsequió, pero un perro no puede quitars...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Frente a un espléndido espejo con gastados focos plateados alrededor, Eiji se termina de cerrar una corbata de seda, es de moño, negra, desprende lujo, le da un toque refinado a la gargantilla que Arthur le obsequió, pero un perro no puede quitarse el collar sin el permiso de su amo y él no es la excepción a la regla. Suspira. La camisa de raso azul resalta a la perfección la añoranza que yace en sus ojos, el contraste es perfecto, escuchó que Ash personalmente eligió las ropas que usaría, está en su derecho, después de todo le salvó la vida y es su cumpleaños, ¿cómo le dijo Dino cuándo lo secuestró? Ah, sí.

«Serás un espléndido regalo para mi hijo, lo harás un hombre».

—Es distinto a Arthur. —Dice para sí mismo intentando acomodarse el flequillo, razonando que es una mera excusa para no salir de su habitación puesto que se ha encerrado durante un mes.

Pero no es su culpa.

Arthur lo abandonó luego de despojarlo de todo su valor ¿y ahora? Debe seguir viviendo incluso si se le ha privado de una vida normal, los días en Izumo con su madre impresionan tan lejanos, es casi surreal, quizás esas sean las memorias de alguien más o de un alma pasada, pero antes de que lo arrancaran de los brazos de su familia su padre se disculpó y le suplicó que fuera más fuerte, eso hará, sino todo será en vano, por ende, debe aceptar que ante los ojos de los Golzine es un trozo de carne que usan para divertirse y ahora es el turno del lince de Nueva York. Sádico.

—Disculpa. —Una serie de golpes irrumpen la puerta, Eiji se sobresalta y su primer instinto es esconderse detrás del tocador, no obstante, sabe que eso es mal visto en la mafia—. El jefe me pidió que viniera a ver si estabas listo. —Si van a matarlo, lo harán aunque se esconda—. ¿Sí lo estás?

—Lo estoy. —Un chico con reflejos rosados, una pequeña trenza y un colmillo sobresaliente se mete a la habitación, lo ha visto antes, estuvo cuando el doctor lo revisó. Él sabe su secreto.

—¡Wow! —El muchacho sonríe pasmado desde la puerta—. Eso te queda bastante bien, el jefe hizo una muy buena elección de outfit, ¡lo sabía!, ¡te sienta de maravilla!

—¿Esto? —Eiji ladea la cabeza y se ve al espejo confundido. Simplón. Soso. Feo—. ¿De verdad?

—Claro. —El chico entra efusivo y se para a su espalda para que se mire en el tocador, lo ayuda a planchar los pliegues de la camisa, las imperfecciones de la tela desaparecen bajo la ternura de un toque melifluo, contempla su reflejo, más, pronto baja la cabeza, es incómodo tener que ver a un desconocido—. ¿Arthur no te conservó por eso? Escuché que solía llevarte a las fiestas porque se sentía orgulloso de ti, no lo culpo por presumirte, eres un lindo acompañante.

Moulin rouge.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora