4. Curar heridas.

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It's me, hi, i'm the problema, it's me~ Llego tarde porque hoy debió ser el día laboral más agotador del semestre, días donde me pregunto porqué estamos encerrados en este feo ciclo de trabajar para vivir y vivir para trabajar. Pero bueno, no estamos acá por eso, sino porque hoy seguimos con Eiji y si bien, el capítulo de hoy es bien bonito en terminos de relaciones, da pie para los puntos más altos de la trama.

¡Espero que les guste!

—¡Duele! —El gimoteo de Ash retumba por toda la mansión en un eco de agonía, Eiji aparta los algodones

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—¡Duele! —El gimoteo de Ash retumba por toda la mansión en un eco de agonía, Eiji aparta los algodones. En parte, por temor a haberse equivocado y ser castigado. En parte, porque se halla entretenido de que un imponente líder de mafia sea tan infantil.

—Lo siento, ¿te duele? —Tiene que preguntarlo para no verse insensible, prometió ser de ayuda para su nuevo amo y sin embargo, no se la pone sencilla con una personalidad tan quisquillosa.

—¡Claro que sí! —Vuelve a lloriquear—. No sé tú, pero yo tengo un cuerpo muy delicado. —Dice en una especie de sermón que lo incita a estrujar los puños y rizar el ceño, lo molestó, después de todo fue el mismísimo lince de Nueva York quien lo sacó de sus aposentos para curarlo, ¿así le agradece por sus servicios?—. Duele mucho si lo haces sin cuidado.

Deberían haberle herido la boca, piensa sosteniendo el algodón con una pinza, hundiendo otra vez sus instrumentos en alcohol y acercándolos con sutileza a su pecho desnudo con una risita maliciosa, ¿quiere ver qué tan torpe puede ser? Pues se lo mostrará.

—¡Lo siento! —Grita sin dejarlo de atacar con los vendajes—. ¡Soy un japonés muy descuidado, así que no puedo hacerlo de otra forma! —Ash queda convertido en una momia en medio de la cama, pero lo merece, una de las cosas que ha aprendido estas semanas posteriores a la fiesta es que sí. El lince es diferente a todos los otros Golzines. Lo deja ser infantil. Estridente. Tozudo.

Le da libertad.

Eiji se pregunta una y otra vez la razón qué tendrá para mostrarle benevolencia mientras desliza sus dedos en las vendas e intenta acomodarlas cómo se debe, posee muchas cicatrices contra el pecho y espalda, demasiadas, siente un revoltijo en las entrañas al apreciar la hondura que deben tener y los años que deben llevar ahí, son casi como los anillos de un árbol que dan pista de la historia que alberga. Traga duro y su boca sabe a veneno corrosivo. Ha visto ultrajes desde el minuto cero en que su padre lo metió a los Yakuza. Arthur era una obra cuyo lienzo se rasgaba hasta ser una maraña de papel. Él mismo está lleno de marcas que no recuerda. Pero con Ash...

—¿Tienes curiosidad?

—¿Eh?

—Te quedaste en blanco demasiado rato. —El lince da vueltas su rostro para mirarlo, tiene una sonrisa de triunfo que le pone los pelos de punta y lo hace querer alejarse dado que lo convierte en un conejillo frente a un hambriento depredador—. ¿Tienes curiosidad por mis heridas?

Moulin rouge.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora