23. Confesiones borrachas.

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Hi~ Como les dije, tuvimos nuestra buena dosis de drama y es hora de ir aterrizando todo lo que nos toco vivir para ver el rumbo de la trama, por lo mismo, los siguientes capítulos serán relativamente más calmos que todo lo que nos ha tocado.

Espero que les guste y muchas gracias por tanto.

Ash arroja un suspiro pesado y se remece entre las sábanas, la habitación se encuentra sumida en la oscuridad y lo agradece, es un verdadero basurero en dónde están, gracias a la guerra que Arthur desató ambas mansiones terminaron quemadas y fue C...

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Ash arroja un suspiro pesado y se remece entre las sábanas, la habitación se encuentra sumida en la oscuridad y lo agradece, es un verdadero basurero en dónde están, gracias a la guerra que Arthur desató ambas mansiones terminaron quemadas y fue Cain quien los acogió, tuvo suerte de que aceptara ser su aliado y les prestara un departamento en Harlem, aun así tiene la osadía de quejarse porque de cierta manera se acostumbró al ostento que Golzine le proveyó, siempre se creyó un aristócrata moldeado en la alcurnia y lo demostraba con el ambiente de época que escurrían sus fiestas o sus trajes ostentosos. Lujoso. Fausto. Opulento.

Pero nada de eso es importante.

Porque Eiji.

Dios, Eiji.

Ash baja la mirada para encontrarse a un Eiji dormitando encima de su pecho, adorable, piensa acomodando una mano en su espalda, tienen las sábanas en la cadera, más, no hace frío pese al melancólico clima que se ve a través de las ventanas, Ash hunde la nariz en el nido de pájaros que su amado tiene por cabello y se deleita por el aroma, definitivamente el dulzor es peligroso sin la gargantilla. Intoxicante. Adictivo. Embriagador. Racionalmente no hay explicación para lo que su esencia gatilla en él, es casi instintiva la necesidad de restregarse ahí. Pero. Pero. Pero.

—Te quedó una mordida.

Dice para sí mismo con tristeza, deslizando sus dedos suavemente por su nuca, repasando las dolorosas y sanguinarias marcas, se pregunta si eso escondía la gargantilla o si serán recientes y pueden desaparecer, odia pensar así, más, Arthur dijo que una mordida implicaba un vínculo irrompible en donde si asesinaba al alfa, también mataría al omega, francamente no sabe si es verosímil la explicación, sin embargo, no arriesgará a quienes ama, ¿y a Eiji? Ja.

A Eiji no solo lo ama.

Lo adora.

—Estás despierto. —Entonces abre los párpados y alza esos deslumbrantes ojos de ciervo que tantas veces le han robado el corazón, injusto, rumia, ¿cómo puede enamorarlo tanto? Debería existir un límite para caer por alguien—. Buenos días, Ash. —Con una pequeña "u" al final.

—Buenos días, onii-chan. —Atina a decir ya que luego de tanta locura finalmente lo tiene justo donde pertenece: en sus brazos—. Es un gran cambio de ambiente, ¿no? —Lo dice refiriéndose al antiguo ostento de su cuarto.

—Es mejor que la mansión de Arthur. —Musita y se hace más pequeñito sobre su torso, le pide que lo acune, que lo sane, pero no sabe cómo hacerlo, así que hunde sus dedos en su cabellera rebelde y esponjada para cepillar suavemente sus mechones entintados—. Realmente extrañé despertar así. Contigo. —Lo mima. Lo ama. Lo adora. Pero no con la cotidianidad de la palabra.

Moulin rouge.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora