17. Día de gala.

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Hi~ Llegamos más o menos tempranito hoy, pero luego del día más pesado de la semana no existe nada más reconfortante que subir un capítulo y debo confesar que este es uno de mis favoritos por toda la tensión que se pega o quizás, solo me gusten las galas, ya iremos viendo.

Hoy volvemos con Eiji y nos quedamos con él un tiempo, ya verán porqué, pero espero que les guste~

Un fino y elegante kimono esconde las alas cercenadas del ave enjaulada, es de matices claros porque necesita combinar con el traje de Ash y no obstante, hay bosquejos florales recorriendo los bordados del haori, adornando el obi como salpicaduras...

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Un fino y elegante kimono esconde las alas cercenadas del ave enjaulada, es de matices claros porque necesita combinar con el traje de Ash y no obstante, hay bosquejos florales recorriendo los bordados del haori, adornando el obi como salpicaduras de añoranza, grabando pétalos de cerezos y preguntándose si deberían ser rosas, alza la vista, los inmensos ojos cafés relumbran contra los faroles oxidados del tocador, luce pálido y ojeroso, ni siquiera Yut-Lung fue capaz de tapar con maquillaje la falta de lozanía que apresa a su alma. Una caja desafinada. Un muñeco roto. Un espejo craquelado.

Porque las cosas están mal, están terriblemente mal desde que Yue volvió.

Si bien el regreso de Yut-Lung fue un alivio para su corazón apesadumbrado averiguó más de lo que debería en el laboratorio de Dawson y ha tratado de afrontarlo, no está listo para hablar de su aborto espontáneo ni de su naturaleza transmutada por la droga. Sí. Sabe qué es desde hace mucho, más, ahora tiene nombre. ¿Cómo le dijo? Cierto. Omega. Una especie modificada para someterse a las feromonas y voluntad de los alfas, esclava de su naturaleza sexual, con aptitud para concebir independiente del género. Vaya mierda. Eiji creyó que era imposible. Qué cuando Dino y Arthur le hablaron de la droga estaban delirando pero un bebé murió en su vientre y nada ha sido lo mismo desde entonces. Injusto. Fue lo que pensó. Ellos podían escoger estar arriba.

—¿Pero yo? —Se cuestiona a sí mismo—. A mí nadie me preguntó si quería ser eso. —Acomoda una palma en su vientre y los movimientos fantasmas lo hacen querer llorar, a veces aún puede sentirlo y eso lo enloquece.

Asesino. Asesino. Asesino.

No lo deseaba.

Pero Yut-Lung dijo que podía fabricarle un antídoto, esa es su última oportunidad para salvarse.

—¿Estás listo para la gala? —El aliento de Ash es terciopelo en su oreja, Eiji contiene un suspiro deseoso mientras se derrite en lo mortífero de sus caricias.

—No realmente. —Ash desliza sus manos alrededor de su cintura, el toque es electricidad bajo su piel y adicción para su alma, lo siente apoyar su mentón encima de su hombro, queda cerca, tan cerca que olvida cómo respirar, Eiji debe apretar el kimono para calmar los latidos erráticos danzando en su corazón—. No creo que esté listo para volver a ese lugar, si me dieran la chance no regresaría nunca.

—Lamento que estés en medio de todo esto. —El lince alza sus dedos hacia la cadera del nipón acariciándola suavemente por encima de la tela, inclinándose, apegándolos, como si la lejanía físicamente lo quemara, como si sus cuerpos precisaran encajar para consumarse y sucumbir.

Moulin rouge.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora