Olivia
Mis manos se aferraban a la sábana con fuerza, echando mi cabeza hacia atrás y dejando escapar todos mis gemidos. Él estaba entre mis piernas, comiéndome el coño con tanto deseo.
Tomando en cuenta mi situación, tal vez no debería estar haciendo esto y debería concentrarme en buscar la memoria, pero esta mañana, cuando recibí la llamada de Liam, me di cuenta de que necesitaba sexo para desestresarme.
Tomé la mejor decisión.
Mis dedos se enredaron en su cabello, tirando de él con un control que me daba una sensación de poder. Moví mis caderas contra su lengua, dejando que el placer me arrastrara, y rápidamente me encontré al borde del clímax; el éxtasis borró momentáneamente todas mis preocupaciones.
—No sabes cuánto te adoro, Liv —dejó un beso en mi mejilla—, jamás me cansaré de ti.
«No puedo prometer lo mismo».
Me limité a responder con una sonrisa antes de levantarme de la cama. Llevaba toda la mañana en su departamento teniendo sexo. Era hora de regresar a mi vida, a mis problemas.
—¿Me llevas a casa? —pedí tomando mis cosas del suelo.
—¿Tan pronto? —escuché cómo se levantaba de la cama y pronto lo tuve detrás de mí—. Aún podemos jugar otro rato, falta una hora para la reunión que tengo.
Escondió la cara en mi cuello, volviendo a besarlo mientras me manoseaba los pechos.
—Me encantaría —me di la vuelta en sus brazos—, pero tengo cosas que hacer.
—¿Más importante que esto? —bajó la mano desde mi espalda baja hasta mi trasero, donde se encargó de pellizcarlo y apretarlo—. Porque no lo creo.
—Un poco más importante que esto —no pude contener una risa cuando bajó los besos a mi cuello de nuevo—. Okay, para ya, que en serio tengo que irme.
—No te veo con muchos ánimos —comentó en un tono seductor.
Una pequeña sonrisa se me escapó de los labios. «Lo tenía justo donde lo quería».
—Me quedo otro rato si me puedes contestar una pregunta —ofrecí, logrando que me mirara con intriga—. ¿Te suena el apellido Di Bianco?
Por más que intenté investigar por mi parte, no lo logré. Mi madre se mantenía a mi lado vigilándome como un halcón desde la muerte de Cameron. Creo que sospechaba que yo podía tener algo que ver.
—Es el hijo de Edmund Walker —arrugó la expresión—, ¿por qué?
Pasé las manos alrededor de su cuello, dejando un beso intenso en sus labios. Por más que lo había intentado, no sentía lo mismo que cuando Dexter lo hizo. Esa llama de fuego no recorría mi piel, y ansiaba volver a sentir esa intensidad con aquel beso.
—¿Quién es él? —volví a preguntar.
—Es el dueño de una de las empresas más grandes de mercadotecnia, y su hijo tiene su propia marca de licores, muy buenos debo admitir —puso la mano sobre mi cabello negro—. ¿Por qué tan interesada, Liv?
Levanté los hombros, intentando restarle importancia. Volví a empujarlo hacia la cama, montándome sobre él, disfrutando de la sensación de control, aunque mis pensamientos estaban en otra parte.
—Y supongo que no sabrás quién es De Luca, ¿o sí? —le hacía estas preguntas porque sabía que su familia estaba metida en negocios sospechosos, y sospechaba que Di Bianco también. Aprovechaba estos momentos porque no le daba importancia a mis preguntas, solo a mi cuerpo.
ESTÁS LEYENDO
Sedúceme (1 Trilogía Infierno)
RomanceLa vida perfecta de Olivia se ve derrumbada, tras la decisión de su padres de atarla en matrimonio a un hombre mayor que ella. Desesperada por escapar acude Dexter Di Bianco, quien resulta ser el jefe de la mafia italiana. La primera vez que él la...