Capítulo Uno

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Dexter

Miraba mi vaso de whisky mientras todos los imbéciles hablaban a mi alrededor. No les prestaba mucha atención, ya que no me interesaba lo que decían; solo estaba aquí por mi padre.

Llevé el vaso a mis labios, saboreando el contenido. Sí que era bueno, de los mejores licores de mi creación. Cuando empecé con esto, era solo una fachada para mezclarme entre la gente y saber el punto débil de cada persona poderosa en esta ciudad; pero resulta que soy realmente bueno haciendo bebidas alcohólicas, y ahora las licorerías sí llevan una gran parte de mi tiempo.

Es por eso que la marca "Di Bianco" es una de las más consumidas en el mundo. En tan solo tres años logré que entrara en las 10 mejores marcas de licores del jodido mundo. Tener esa posición me abría puertas a las grandes fiestas de la alta sociedad, a tener un lugar en su mesa y saber cómo apuñalarlos por la espalda.

—¿Qué opinas, Dexter? —mi padre me dirigió una mirada.

Aparté la vista de mi vaso para mirarlo a él. No teníamos nada en común, casi pareciera que no soy su hijo, pero desafortunadamente la prueba de paternidad demostró que sí, la sangre nos unía, pero eso no evitaba mi odio hacia él.

—Tus negocios no son de mi interés —admití—. Solo estoy aquí porque me lo pediste amablemente, pero eso no significa que me interesen tus empresas.

Cada célula de mi cuerpo lo odiaba, tomaba todo de mí venir a pararme aquí y fingir que me agrada compartir tiempo de padre e hijo con él.

—Algún día serán tuyas —recordó.

Si todo salía como lo había planeado, esta empresa quedaría destrozada, su legado se quemaría en el infierno, y yo me encargaría de que él presenciara la destrucción del trabajo de su vida.

Formé una sonrisa ladeada al imaginármelo tirado en el suelo sufriendo por su pérdida, porque esta empresa era lo único que en verdad le importaba. Claro que él pensó que mi sonrisa se debía a su comentario.

—Tienes razón, debería poner más atención en "Walker Industries".

Qué patético nombre para una empresa de mercadotecnia. Aunque era una de las mejores, ya que él dedicó toda su vida a que así fuera.

—Exacto —sonrió complacido—. Pronto tú y Morgan heredarán mi imperio; ambos la mantendrán en la cima, como lo hago yo.

—Morgan tiene cinco años —lo miré como aún idiota.

—Crecerá —se limita a responder antes de retomar su charla anterior

Giré los ojos, fingiendo que lo escuchaba. Él hablaba de negocios y cantidades millonarias de dinero que recibiría, pero mi mente solo pensaba en lo que perdí a causa de él. Por su culpa la única persona que amé está muerta, su sangre manchó mis manos, y eso a él no le importaba.

Dudo que él tenga conocimiento de la muerte de mi madre, y mejor para mí, así no esperará lo que le haré.

Mi teléfono vibró con un mensaje que interrumpió la ira que crecía en mi interior. Si seguía recordando el pasado, sería más difícil esperar el momento adecuado para acabar con él.

Relajé mi expresión otra vez antes de sacar mi teléfono del bolsillo como si nada.

"Urgente, necesito que vengas."

Fruncí el ceño.

"Te espero a las seis, es muy importante."

Chequeé la hora; faltaban treinta minutos para las seis. Volví a mirar a mi padre, metiendo el teléfono en mi bolsillo. Él no mandaría mensaje si no fuera importante.

Sedúceme (1 Trilogía Infierno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora