Olivia
Abrí los ojos lentamente, me costo acostumbrarme la luz que se filtraba a través de las cortinas. Hubo muchas noches en las que no llegaba a mi casa, despertaba en camas diferentes, con hombres desnudos a mi lado, en ocasiones mujeres, y la mayoría de las veces no recordaba nada.
Por lo general, ni siquiera me molestaba en intentar recordar. Me levantaba, me vestía y me marchaba, siguiendo con mi vida como si nada hubiera sucedido. Sin embargo, esta vez había algo diferente. Las paredes grises de la habitación me envolvían con una frialdad, como un extraño presentimiento de algo malo. Mi nerviosismo aumentó cuando lo único que podía ver era un pequeño buró, que no me daba alguna señal de dónde podía estar.
Intenté levantarme, apoyando la mano en el colchón, pero el dolor punzante en mi brazo lastimado me traicionó, haciéndome caer de nuevo. El ardor en mi abdomen se intensificó, recordándome con brutalidad que la herida era profunda y grave.
«Joder, no había sido un sueño.»
El pánico me invadió casi de inmediato. No sabía dónde estaba, con dos heridas estaba vulnerable ante cualquier ataque. Aunque una parte de mí quería creer que este era el hospital y que estaba segura, con todas las desgracias que me habían pasado últimamente, lo dudaba mucho.
—Si te mueves mucho podrías lastimarte más —informó una voz femenina.
La comencé a buscar con la mirada, encontrándola recargada en la puerta. Su pelo era largo y castaño, con unos ojos grises que resaltaban a kilómetros y una expresión fría. No creo que tuviera más años que Hallie.
—¿Dónde estoy? —pregunté alterada.
Volví a intentar levantarme, esta vez poniendo más peso en el brazo que no estaba dañado, pero el ardor en mi estómago lo hacía más difícil.
—Después de que te dispararan y quedaras inconsciente, Dexter te trajo aquí. —No sé si sentí alivio o más terror—. Habías perdido mucha sangre; pudiste morir.
Bajé la mirada, intentando procesar sus palabras. Estuve a punto de morir por una puta memoria. «Oh, no.» Cerré los ojos, sintiéndome la persona más estúpida por haber metido la memoria en mi sostén. Es claro que ahora ya la tenía en su poder.
—¿Dónde está él?
Mi cabeza comenzó a formular mil teorías de lo que él podía hacer con la memoria. Era el maldito jefe de la mafia italiana, al que, por cierto, no se le conoce por ser una persona piadosa. Prácticamente no cumplí con mi parte del trato; acabaría conmigo. Lo peor es que no me dañaría a mí; siempre se mete con lo que más quieres.
«Hallie»
El miedo se apoderó de mí al pensar que algo le pudo haber pasado a ella por mis idioteces.
—En un rato viene a verte —escuché sus pasos hacia mí—. ¿Necesitas algo?
—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? —la miré de reojo.
—Tres días.
«Mierda.»
Mis padres deben estar preocupados. Mamá debió haberse vuelto loca buscándome por todas partes. Papá seguro ya alertó a las autoridades. Hallie... demonios, Hallie debe estar angustiada por mí.
O tal vez a mis padres simplemente les dio igual, y la única que espera mi regreso es Hallie.
—Necesito irme a mi casa.
Me tragué el dolor que sentía y, con mucho esfuerzo, logré sentarme. Aunque el ardor se hizo más intenso, me paré de la cama bajo su atenta mirada.
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Sedúceme (1 Trilogía Infierno)
RomanceLa vida perfecta de Olivia se ve derrumbada, tras la decisión de su padres de atarla en matrimonio a un hombre mayor que ella. Desesperada por escapar acude Dexter Di Bianco, quien resulta ser el jefe de la mafia italiana. La primera vez que él la...