Borrachera.

10 4 0
                                    

Desde que Diego salió de la casa ya habían transcurrido tres horas y no tenía ni un solo mensaje o llamada de su parte. Comenzaba a arrepentirme de todo lo que le había dicho antes de que se fuera de la casa y me preocupaba más por no saber nada al respecto de donde había ido, sentía que Diego se comportaba diferente, como si me estuviera ocultando algo. Solía pensar que por ser solo nosotros la familia existente, seriamos mucho más unidos y no nos ocultaríamos nada, por mi parte le contaba todo a mi hermano, pero no parecía ser reciproco.

Eran pasadas la 1 de la madrugada cuando tocaron la puerta con mucha desesperación, como si la vida de la persona dependiera de ello. Yo estaba a punto de comenzarme a alistarme para dormir, todo por culpa de Diego que aún no regresaba, sentía miedo de abrir la puerta pues nunca había estado sola tan noche, no sabía si era un delincuente, si era un portador de malas noticias sobre Diego o simplemente mi querido hermano habría extraviado sus llaves.

Elizabeth: ¿Quién es?

Los golpes en la puerta no cesaban y nadie respondió a mi pregunta, sin pensarlo más decidí abrir la puerta, nada podía salir peor en esta vida hasta ahora.

Al abrirla me encontré con sudado y cansado Erick.

Elizabeth: ¡Erick! ¿Qué te pasa? ¿Estas bien?

Erick: debes de venir conmigo -me tomo del brazo y salimos de la casa- losiento no hay tiempo de explicarte.

Se podría decir que íbamos caminando rápido pero realmente yo iba casi corriendo detrás del amigo de mi hermano. No sabía si estaba siendo considerado o no, porque era obvio que por ser alto iba a avanzar más rápido que yo, pero también debo aceptar que si era considerado de su parte el no correr, ya que si lo hiciera me dejaría atrás por muchísimo.

Mantuvimos el paso por alrededor de 40 minutos, hasta llegar a una casa bastante lujosa, las luces estaban girando por todos lados, la casa estaba repleta de personas bailando y bebiendo, algunas saltando y unas cuantas parejas besándose de manera muy apasionada.

Elizabeth: ¿Qué hacemos aquí? No quiero entrar ahí, yo me regreso a mi casa.

Erick: ¡No! -se pone delante mío evitando que me retire- en serio necesito que me ayudes, ya lo intente todo, créeme que el traerte aquí fue mi última opción.

Regrese mi mirada de nuevo a la casa solo para confirmar que realmente no entraría ahí ni loca, nunca me había pedido un solo favor y sabía que hablaba en serio en que necesitaba mi ayuda, no sabía en que ni me importaba en ese momento, sé que es el mejor amigo de mi hermano y que nunca me haría daño, más por miedo a lo que Diego le podría hacer si me hacía daño, que por respeto hacia mí.

Justo cuando iba a darle mi argumento final de porque no lo iba a hacer reconocí un grito proveniente de la fiesta y aun de lejos y por unos segundos que paso pude reconocer al tonto de mi hermano, tambaleándose y dirigiéndose hacia uno de los sillones de la sala con una botella de cerveza.

Sentía que la sangre que pasaba por mis venas comenzaba a quemarme, yo como una estúpida desvelándome y preocupándome por este chico y él como si nada disfrutando de su borrachera. Ahora si me iba a escuchar y no me importaba que se sintiera mal ni quería que me explicara nada, sus argumentos no tendrían valía para mí.

En cuestión de segundos pase de la entrada de la casa hasta quedar frente al borracho de Diego.

Elizabeth: ¡oye tú!

Quería gritarle de todo, pero no sabía exactamente qué decir, era mi hermano y por mucho que me molestara no tenía el derecho de reclamarle nada y ante todo en mi interior lo que más me enojaba era verlo rodeado de chicas con vestidos tan escotados que parecía que todo se les estaba por salir.

Dispuestos A Cruzar Los Límites.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora