No te abandonaré.

47 5 0
                                    

La casa de mis tíos era una casa de dos pisos bastante amplia, con una piscina, un patio donde mi tía Amelia cuidaba de sus queridas plantas, una cocina al exterior donde mi tío asaba carne cuando invitaba a sus amigos y por supuesto muchos cuartos. Mi cuarto y el de mi hermano estaban de frente y al fondo del pasillo el de nuestros tíos.

Tenían dos cuartos para invitados y cada cuarto tenía su respectivo baño con ducha.

No recibíamos muchas vistas que se quedarán a dormir, ya que solo llegaban amistades a la casa, nuestra familia era muy pequeña, solo éramos los 4 mis tíos, mi hermano y yo, fuera de eso nunca conocimos a más familia, nadie nunca mencionó nada sobre el tema, pero se daba por entendido que ya no había nadie más, no teníamos abuelos, ni primos ni otros tíos.

Así que cada cumpleaños lo celebrábamos solo los 4, se decidía que hacer con anticipación dependiendo de lo que el festejado deseaba y con opciones limitadas también, mis tíos sabían que podían darnos lo que nosotros pidiéramos pero tampoco querían mal acostumbrarnos a darnos todo de manera fácil y que fuéramos niños consentidos en el futuro.

El cumpleaños numero 18 de mi hermano estaba cerca, él quería una fiesta con unos pocos amigos nada tan grande, mi hermano en realidad era muy sociable, podía llevarse bien con todo el mundo pero aún así sabía escoger a sus amigos y no tenía muchos.

Fausto: ¿estás seguro que solo invitarás a 6 personas? ¿No deseas nada más a parte de la fiesta? Estas convirtiéndote legalmente en un adulto, deberíamos celebrarlo en grande o por lo menos con algo un poco más grande de lo habitual.

Diego: Me parece bien hacer una fiesta pequeña en nuestra casa, es más cómodo para todos.

Amelia: Pero pensamos que te gustaría salir a celebrar tu cumpleaños a otro lado, quizás ir a un rancho privado en la playa con tus amigos.

Mi tía volteaba a ver a mi tío el cual estaba igual de extrañado que ella

Amelia: O tal vez te gustaría ir a acampar al volcán de la provincia del este, sabemos que cuando hemos ido en familia no logras hacer todas las actividades que deseas por compartir con nosotros cada momento

Diego: pues me encanta pasar tiempo con mis padres y mi hermanita, puedo ir a escalar cualquier fin de semana, no es necesario pasar todo el día afuera.

Mi tío se encogió de hombros y abrazo a mi tía, le dijeron que si eso es lo que deseaba estaba bien y que siempre lo apoyarían.

En ese momento yo había estado escondida detrás de la puerta ya que esa platica no tenía nada que ver conmigo, pero no me arrepiento de haberla escuchado, me parecía que Diego se había convertido en todo un adulto responsable y yo seguía siendo una niña, pensé que pronto mi hermano se iría para ir a estudiar a la universidad y me sentí triste, nunca había estado lejos de mi familia y pensé que al estar lejos pasaría lo mismo que con nuestros padres biológicos que nos olvidaron.

Sali corriendo hasta mi cuarto y me encerré para llorar.

Quería estar sola, no me gustaba la idea que me abandonaran así que quería alejarme de todos para que no me hicieran daño, prefería alejarlos yo.

*Tocan la puerta*

Elizabeth: ¡quiero estar sola!
Grite Pero mi petición fue rechazada ya que de inmediato se escuchó la puerta abrirse, me tire en la cama y me tape la cara con mi sábana.

Amelia: se que estuviste escuchando -procede a sentarse a un lado de la cama- lo que no entiendo es que se te paso por la mente que te pusiera en este estado.
Se que tú cabecita es maravillosa y que piensas las cosas de muchas maneras, mucho más de lo que nosotros lo hacemos, así que ¿Por qué no alivias tu pesar y me cuentas lo que te molesta?

Poco a poco comienzo a quitar la sábana para poder ver la espalda de mi tía, ya me conocía muy bien y sabía que me costaba hablar con las personas y más si eran de mis sentimientos más sinceros, y la única manera de hacerlo era si no me estaban viendo directamente o si lo escribía.

Elizabeth: Diego ya es un adulto pronto se irá a la universidad y nos dejara -hago una pausa para contener el llanto- eso significa que se olvidará de nosotros, se olvidará de mi. Logro decir lo último para ponerme a llorar

Amelia: ¡Ay cariño! eso no es verdad.

Elizabeth: ¡claro que sí lo es! Porque nuestros padres lo hicieron él también lo hará con nosotros.

Mi tía me abraza y trata de calmarme mientras busca las palabras adecuadas, pero antes de poder hablar alguien le toca el hombro.

Diego: mamá, yo me encargo, papá te necesita en el estudio, quiere que le ayudes con un cliente.

Mi tía aún sin palabras no le queda otra opción que bajar y dejar que mi hermano se haga cargo de mi.

Diego: ¿!he hecho algo mal para que pienses así de mi!? -se queda parado a la orilla de la cama esperando a que yo me levanté para hablar de frente con él- porque según yo recuerdo hemos estado juntos durante tus 13 años de vida, en ningún momento he pensado en huir y abandonar a mi familia. Si tienes algo que decir, dímelo de frente, estoy aquí deja de esconderte. 

Me levanto rápidamente y siento como el enojo comienza a llegar a mi cuerpo. Siempre que tenía un problema mi hermano buscaba que lo enfrentará y a diferencia de mi tía él hacía que lo mirara de frente y la única manera era haciéndome pasar de la tristeza al enojo.

Elizabeth: yo no lo dije de esa manera y te he dicho muchas veces que no escuches mis conversaciones. Y sabes que en nuestra sangre corre la sangre de los cobardes que abandonan a las personas sin importarles nada mas que ellos, esa es la sangre de nuestros padres biológicos, puede que lo hagas de manera inconsciente.

Diego: ajá claro porque yo soy el que se vino corriendo a encerrarse huyendo de una situación que no ha pasado y  que tú misma has inventado. Ni siquiera sabes de los planes que yo tengo a futuro. eres una exagerada...

Elizabeth: ¡Ya basta! - grite mientras mi hermano se cruzaba de brazos- tengo miedo de que me olvides eso es todo.

Estaba a punto de llorar otra vez cuando Diego puso sus manos sobre mis hombros haciendo que me sentará en la orilla de la cama para él ponerse de rodillas.

Diego: te prometo que nunca te olvidaré, siempre estaré pendiente de ti y de nuestros tíos, no importa donde esté siempre puedes llamarme para lo que necesites.

Lo mire a los ojos para saber si decía la verdad y luego sonreímos los dos para darnos un abrazo, siempre sabía cómo tranquilizarme.

Diego: además yo ni siquiera he decidido a qué universidad iré. Solo en tu cabeza podría pasar una idea tan trágica. Se rió y me saco de mi cuarto para que fuéramos a merendar.

Las peleas con mi hermano nunca nos duraban mucho, siempre teníamos cuidado de arreglar las cosas lo más pronto posible como nos habían enseñado nuestros tíos.

Dispuestos A Cruzar Los Límites.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora