Hormonas.

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*Narra Diego*

Por fin logre terminar todo el trabajo adelantado que se necesitaba para salir de vacaciones, el Ingeniero Ruano era un jefe genial, vio mi esfuerzo y me dio más días libres de los previstos.

Al salir del trabajo le escribí a Eli para avisarle, pase a comprar la comida que íbamos a llevar y algunas golosinas, pero me tarde más en conseguir el bendito protector solar que Eli me había pedido, sabía que si no lo llevaba se molestaría, se estaba comenzando a preocupar más por su cuidado personal.

Al llegar a casa como siempre Bollita era la primera en salir a recibirme, debo de admitir que era muy tierna y aunque este muy mal la comparación me recordaba a cuando Eli era pequeña, siempre salía emocionada a recibirme cuando regresaba del instituto.

Le estaba enseñando a Bollita a traer la pelota cuando la tiraba, tenía que entrenarla para cuidar a Eli, esta vez tire la pelota y ante mis ojos estaba la deslumbrante figura de Elisabeth en traje de baño.

Wow que belleza, su piel se ve tan suave, ese traje de baño le queda ajustado y deja ver mucha piel... pero en que rayos estoy pensando. Tengo que calmarme, iré por un vaso con agua.

Gracias a mi mente desviada no había saludado a Eli, pero no estaba seguro de poder verla durante más tiempo debido a que mis hormonas me estaban traicionando, días atrás había tomado unas vitaminas que me regalo mi jefe para no colapsar, probablemente eso había alterado mis hormonas.

Ella me siguió hasta la cocina y me seguía hablando pero no lograba escuchar nada, estaba tratando de controlar mi mente y sobre todo estaba tratando de no tener una erección ahí mismo, pero sentía mi fuerza de voluntad doblegarse y el detonante de todo fue cuando Eli agarro mi brazo contra su cuerpo, no sabía si lo hacía a propósito o simplemente su inocencia no la dejaba ver claramente la situación, comenzó a tratar de moverme, trataba de jalar mi torso, pero cuando lo hacía podía sentir la piel de su cuerpo contra mi brazo.

Tenía que salir de ahí en ese momento, trataba de dejar mi mente en blanco, pero las hormonas no lo permitían y deseaban seguir con ese tacto tan delicado.

Retiré las manos de Eli de mi cuerpo y hui a mi cuarto, sabía que me iba a seguir así que subí lo más rápido que pude y cerré la puerta.

Coloque mis manos sobre la cabeza tratando de calmarme y de vez en cuando sobre mi pantalón tratando de controlarme y detener lo que sentía, mientras daba vuelta por la habitación.

Vamos Diego debes de calmarte, esto está mal, no debes de dejarte llevar, no entiendo que me pasa, he ido a muchas fiestas en las que hay piscinas y chicas en bikini y nunca me había puesto así por ninguna chica.

Sin previo aviso Elizabeth abrió la puerta y la empujo de golpe, su enojo era notable, al igual que todo su cuerpo porque seguía en ese precioso traje de baño color lavanda.

Oh no, soy un idiota, se me olvido ponerle seguro a la puerta.

Nunca tuve la costumbre de poner seguro en las puertas porque mis tíos siempre respetaron mis espacios. Era muy mal momento para que ella estuviera tan cerca de mí, verla molesta me hacía desear abrazarla más y algo en mi entrepierna ya estaba completamente despierto.

Elizabeth: ¡háblame!

Diego: ¡¿Qué rayos haces vestida así?! Sal de aquí.

Elizabeth: me estaba probando los trajes de baño que llevare a la playa, los compre ayer. ¡¿Estas molesto porque gaste en esto verdad?! -se acerca y se para firme frente a mí con sus brazos cruzados sobre su pecho- si tanto te molesta te los pagare.

Dispuestos A Cruzar Los Límites.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora