Despedida.

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*Narra Diego*

Diego: confirmado, aún siguen durmiendo. Por lo menos los ronquidos de papá sirven como alerta.

Al parecer mis tíos estaban demasiado cansados ya que no se habían despertado aún.

Elizabeth: la comida ya esta lista -abre la puerta superior del mueble donde se guardan lo platos- solo tengo que sacar los platos -me voltea a ver alzando las cejas-

Diego: ya entendí yo te ayudo.

Elizabeth: tu levántame yo los voy a elegir.

Diego: ¿solo es de agarrar los primeros 4 platos que tan difícil es eso?

Eli me miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados, era muy delicada y detallista con muchas cosas, esa era una nueva etapa de ella, poco a poco me daba cuenta que mi pequeña, adorable y revoltosa hermanita se estaba convirtiendo en una adolescente que comenzaba a razonar por su propia cuenta.

Me paro frente a ella y la levanto con cuidado.

Diego: ¿Cuánto y cuando has crecido tanto?

Elizabeth: ¿enserio te das cuenta hasta ahora?

Diego: claro, si tengo muy fresco el recuerdo de verte dar tus primeros pasos, de enseñarte a andar en bici -bajo a Eli y le ayudo a servir la comida en los platos- todas esas cosas para mi han sido reciente.

Elizabeth: lo de la bici fue hace 6 años -me saca la lengua- pronto seré una señorita y conoceré a un gran muchacho que sea mi complemento para toda la vida. Como nuestros padres.

Sin duda alguna mi hermanita ya había crecido, sentía como mi sangre ardía por dentro con solo la idea de que un muchachillo cualquiera quisiera aprovecharse de Eli, para mi ella era lo más maravilloso de este mundo, no me gusta la idea de que jueguen con su inocencia y pierda su brillo.

Diego: eso aun esta muy lejos de ser posible.

Elizabeth: ¿estás diciendo que no merezco que nadie me ame por lo que soy ahorita?

Diego: al contario -me acerco a Eli y pongo mis manos sobre sus hombros y me inclino para ver directo a sus ojos- estoy diciendo que no creo que nadie merezca a mi adorable Elizabeth. -paso mis manos a su nuca para poder desamarrar el delantal que se había colocado para cocinar- eres lo mejor que tengo en esta vida, tu y mis papás por supuesto, los amo con todo mi corazón y no quiero que nadie te lastime ni juegue contigo, vales muchísimo mas de lo que esos muchachillos puedan imaginarse.

Justo cuando termino de desatar el nudo Eli pasa sus brazos alrededor de mi torso y me abraza. Debo admitir que ese abrazo me sorprendió, era la primera vez que alguien me abrazada así, ella siempre me había abrazado pasando sus pequeños brazos por mis hombros, probablemente porque ahora le llevo bastante ventaja de estatura ya que me llega hasta los hombros, aunque aún le falta crecer.

Elizabeth: eres el mejor.

Despertamos a nuestros tíos, desayunamos y nos alistamos para salir al aeropuerto.

Fausto: ¿estas segura que ya llevamos todo?

Amelia: claro que sí, es obvio que llevamos todo lo necesario, si tu arreglaste todo.

Diego: tranquilo papá eres super bueno para los viajes, siempre sabes que llevar.

Se escucha el golpe de la puerta de uno de los cuartos y vemos como Eli baja corriendo las gradas.

Elizabeth: ALTO, aun les falta algo.

Veo como si fuera en cámara lenta como se tropieza en un escalón y rápidamente pongo mis brazos al frente para poder detenerla agarrándola de la cintura.

Por un momento soy consiente de que el cuerpo de mi hermanita esta comenzando a cambiar, su cintura es mucho mas definida de lo que imaginaba, apenas tiene 13.

Elizabeth: así se hace, buenos reflejos hermano.

Me da una palmada en el brazo y se coloca frente a nosotros.

Elizabeth: no pueden irse sin antes darles el regalo de aniversario que escogimos para ustedes.

Le entrega una cajita a mi tía y otra a mi tío. Ellos proceden a abrirla, muy admirados de que el regalo de este año es algo que fue comprado, ya que años anteriores Eli siempre decidía hacer alguna manualidad por su propia cuenta.

Amelia: Wow estas pulseras están preciosas cariño.

Fausto: justo lo que me faltaba, este será mi más grande tesoro. Y adoro que sea a juego para poder compartirlo con mi bella esposita.

Ambos elijen el lado de llavero que desean y las pulseras se las colocamos nosotros, yo le coloco la de mi tío y Eli la de mi tía. Nos damos un abrazo grupal antes de ponernos en marcha hacia el aeropuerto.

El camino fue maravilloso. Yo era el chofer designado, Eli la copiloto que se encargaría de fijarse el camino para regresar a casa sin perdernos, he de admitir que siendo mas joven que yo me gana en cuanto a direcciones y por supuesto la parejita de tortolitos en la parte de atrás, tomados de las manos con sus pulseras nuevas. Durante el viaje nos aconsejaron y nos contaron anécdotas de su juventud y cantamos una que otra canción, pero teníamos una en especial con la que todos cantábamos a todo pulmón, era nuestra canción familiar, mi persona favorita de Rio Roma.

Amelia: tienes que poner cuidado en las clases del campamento -le acaricia las mejillas a Eli- y tu sabes que...

Diego y Amelia: es mejor tener amigos que enemigos.

Ambos decimos la frase al unisonó. Crecí escuchando esa frase estaba claro que ya sabia lo que mi tía me quería decir.

Diego: te amo mucho mamá – le doy un beso en la frente y la abrazo- tengan mucho cuidado, los estaremos esperando aquí, no se preocupen por nosotros estaremos bien.

Mi tío estaba abrazando a Eli la cual ya estaba llorando.

Fausto: confiamos en ustedes y saben que también los amamos muchísimo. Diego quedas a cargo de todo, se que eres capaz de cuidar muy bien de ti y de nuestra princesita.

Intercambiamos los abrazos, Eli paso a abrazar a mi tía y yo mi tío.

Diego: te amo papá, gracias por todo lo que me han dado.

Nos despedimos en la terminal donde chequearon los pasaportes, Eli había dejado de llorar un momento, pero en cuanto nuestros tíos salieron del alcance de nuestra vista comenzó de nuevo. Siempre era lo mismo, una despedida siempre duele por muy corto que sea el tiempo en que estuviéramos separados y sabia que esta vez lo sentía mas ya que nosotros dos también íbamos a separarnos un poco, yo con el trabajo no tendría mucho tiempo libre y ella con el campamento tendría que estar en un lugar completamente nuevo, con personas desconocidas. Comenzaba a dudar si seria buena idea dejar a Eli en ese campamento, pero pensaba que era la mejor opción que estar sola todo el día en casa, por lo menos así su mente se mantendría ocupada.

Diego: hey tranquila princesa, no estas sola, papá y mamá volverán en un mes y yo te iré a ver todos los días al salir del trabajo al campamento para que cenemos juntos. Te lo prometo.

No podía decirle a mi pequeña y sensible hermana lo que realmente sentía en ese momento, a pesar de que estaba tratando de consolarla, yo mismo no me sentía tranquilo, el mal presentimiento que sentía tiempo atrás se hizo muy presente en ese momento, era tan fuerte que incluso tenia miedo del viaje de regreso a casa. Pero no iba a dejar que eso me paralizara, necesitaba ser la fortaleza de Eli.

Anduvimos un rato caminando por el centro comercial que estaba cerca del aeropuerto para calmarnos y regresar a casa.

Dispuestos A Cruzar Los Límites.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora