Fiesta en la playa.

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Diego: ya te dije que no iremos a esa fiesta.

Axel: concuerdo con tu hermano, no conoces bien al tipo, no tienes por qué ir.

Elizabeth: es a la primera fiesta que me invitan, se supone que venimos a celebrar mi cumpleaños, quiero comenzar a hacer cosas alocadas, quiero vivir nuevas experiencias. Además, dijiste que nunca me ibas a prohibir nada.

Tras largos argumentos de mi parte, Axel pareció darse cuenta de mi determinación.

Axel: deberíamos de ir -se encoge de hombros- si no la apoyas ella igual podría hacerlo, por mi parte no pienso dejarte ir sola, claro que con dos hombres acompañándote estarías más segura, pero si Diego no quiere ir podemos escabullirnos en la noche.

Diego: está bien. Iremos a esa fiesta, pero debes de tener tu celular a la mano siempre y no quiero que te alejes de nosotros a más de 5 pasos.

Elizabeth: dejémoslo en 20

Axel: que sean 15

Diego: no te quiero a más de 10 pasos.

Sabía que era el mejor acuerdo que podía obtener así que acepté y me fui corriendo a vestirme para la fiesta.

Era el momento perfecto para usar nuevamente el vestido que me había regalado Diego cuando salí del hospital.

Seguro con esto llamare la atención de muchos chicos en la fiesta, ya quiero ver la reacción de Diego cuando los chicos se me acerquen a coquetear

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Seguro con esto llamare la atención de muchos chicos en la fiesta, ya quiero ver la reacción de Diego cuando los chicos se me acerquen a coquetear.

Llegamos a la dichosa fiesta y me encontré con Raúl que estaba saltando y agitando la mano en nuestra dirección para que lo visualizáramos desde lejos.

Raúl: wow que hermosa, al final si viniste.

Diego: venimos.

Axel: y te estaremos vigilando.

Raúl: claro, son bienvenidos, me llamo Raúl.

Axel: no nos importa, solo venimos a hacerle compañía a Eli.

El ambiente parecía tenso, de Axel podía esperar esa reacción poco antipático, más mi hermano siempre era muy carismático.

Durante la fiesta Raúl me presento a varios de sus amigos, eran de diferentes países y con diferentes rasgos, solo tenía dos amigos los cuales eran de su ciudad natal. Bailamos mucho y siempre cerca de Diego y Axel los cuales se mantenían con cara de limón agrio, cada tanto algunas chicas se armaban de valor y se acercaban a hablarles más ellos no las volteaban a ver.

Elizabeth: necesito ir al baño, ¿de casualidad sabes dónde está?

Raúl: ven, te acompaño.

La casa estaba llenísima de personas, era muy difícil avanzar entre ellas sin quedarme lejos de Raúl, lo cual él pudo darse cuenta y procedió a tomarme de la mano.

Dispuestos A Cruzar Los Límites.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora