veterinaria.

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El año estaba por terminar, mi duelo se sentía menos doloroso, en mi mente reinaba el nerviosismo por estar cerca de Diego luego de la última fiesta a la que me toco ir a traerlo, él parecía no tener inconvenientes, como si nada hubiera pasado, tal vez no lo recordaba. Me sorprendía lo fácil que se le había hecho recuperarse, ya que de no haberlo visto con mis propios ojos nunca podría creer lo ebrio que se pone y sin tener resaca al día siguiente.

Los días pasaron y era el momento perfecto para decirle a Diego la propuesta que tanto estuve pensando.

Elizabeth: quiero comenzar a trabajar.

Diego: ¿Cuándo y adonde?

Elizabeth: ¿en serio me dejaras trabajar?

Diego: ¿acaso me estas dando opción? Se que lo harás de igual manera, ya no eres una niña, ya tienes 17 años y yo casi cumplo 23, ambos seremos adultos dentro de poco, debes de experimentar muchas cosas para saber qué es lo que deseas hacer en la vida, no te limitare, solo deseo que me cuentes que harás y donde para estar pendiente de ti.

La actitud de Diego era diferente conmigo, ya no me consentía tanto, ya no me sobreprotegía como antes, me trataba como a una adulta no como a una niña, y aunque es lo que yo había deseado desde hace mucho ahora me parecía que había una gran distancia entre nosotros dos.

Elizabeth: en la plaza del sur hay una veterinaria que necesita una recepcionista, como es una veterinaria comunitaria el pago es muy bajo, pero quiero aprender.

Diego: mejor busca otro lugar. Aun es muy resiente lo de Bollita.

Elizabeth: quiero ser veterinaria y es el mejor lugar para ver si realmente estoy hecha para eso.

Diego: como quieras, ve a preguntar, si te aceptan me avisas de tu horario, pero solo durante las vacaciones de fin de año, cuando comiences a estudiar debes de concentrarte en los estudios y nada más.

No había tiempo que perder, antes de que se retractara de su decisión tome la bicicleta que Paty y Tere me regalaron para ir a la plaza sur. A pesar de haber dicho que no quería regalo ellas llegaron un día después de mi cumpleaños, con la excusa de que al no habérmela dado el día de mi cumpleaños no contaba como regalo, sino como "agradecimiento por ser una gran amiga".

Ahora que estaba más estable veía al pasado y como las trate, me daba cuenta que realmente las trate mal y que aun así ellas me supieron entender y esperar a que me recuperara, eran unas maravillosas personas.

Entre por la puerta de la veterinaria, la cual tenía una campana que sonaba cada vez que alguien entraba y salía, en los estantes a medio local estaba un chico el cual me dio la bienvenida.

Chico: muy buenas tardes ¿en qué puedo ayudarla?

Elizabeth: vi su anuncio de que buscaban una recepcionista, quiero trabajar aquí.

Chico: y ¿Qué te hace pensar que eres apta para el trabajo Elizabeth?

Elizabeth: porque quiero ser veterinaria, esta sería la experiencia más cercana que podría tener...

Iba a continuar mi argumento, realmente quería que me dieran la oportunidad de trabajar ahí y estaba tan concentrada en lograrlo que pase por desapercibido un pequeño detalle, en ningún momento le había dicho mi nombre a este chico.

Elizabeth: ¿Cómo sabes mi nombre?

Chico: ja realmente eres una tonta – se coloca una plaquita en la camisa- no entiendo cómo puedes estar entre los primeros lugares en el instituto.

En la placa se podía leer el nombre de André, este chico se mostraba hostil ante mí, ni siquiera lo conocía, pero él a mi si y al parecer no le agradaba mucho.

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