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CÁLLATE

~Hela~

Voy corriendo al interior de mi casa, así este dentro de los muros de mi propiedad me siento expuesta.

Mi corazón late con ansiedad mientras subo las escaleras hacia las grandes puertas.

¿Como demonios fue que entró a Alemania sin que yo me enterara? ¿Que carajos hace aquí? ¿Porqué se va ha ver con Andro?

Y lo peor es que no puedo preguntarle a Andro por él. No quiero que sospeche nada y comience a investigar y descubra cosas que no debe de saber. Que nadie debe de saber.

Cuando estoy dentro, mi padre ya me está esperando en las escaleras qué dan al segundo piso. Se levanta de inmediato cuando se da cuenta que estoy algo acelerada. Me revisa de cuerpo completo buscando alguna herida o algo mal en mí.

—¿Qué pasó? —pregunta con urgencia—. ¿Qué fue esa llamada tan extraña?

Su voz resuena en el silencio de la casa, y por un momento, siento que estamos solos en un mundo lleno de peligros. Me siento aturdida por a ver tenido a Alessandro tan cerca de mí. Aún recuerdo su mala energía. Es como si se hubiera adherido a mi piel y no me quiere soltar.

Siento que lo tengo detrás de mí. Como si me estuviera observando. Lo siento respirarme en el cuello.

Estamos demasiado cerca. No puedo estar en el mismo lugar que él. No. No puedo.

—Tenemos que irnos —le pase por un lado parra subir y empacar algunas cosas y poder salir corriendo de este país.

—Acabamos de llegar Hela —lo escuche seguirme el paso—. Además, tu abuela quiere vernos. Ya le dije que iríamos. Nos están esperando.

Con el día que acabo de tener a esa señora es a la última persona que quiero ver. Que, estaría bien ir a gritarnos unas cuantas verdades a la cara para descargar mi ansiedad.

—Ay, pa, es lo último que quiero hacer. —moví la mano cerca de mi cabeza descartando la idea de ir—. Hoy no tengo ganas de joderle la vida a nadie ya me la jodieron suficiente a mí.

Entre en mi habitación dejando la puerta abierta para que pasara mi padre. Tome la primera maleta que encontré en el armario y comencé a guardar lo primero que se me cruzó.

—Pero dime que fue lo que pasó —se puso en mi camino mientras yo tenia los brazos llenos de ropa—. Vos sabes que yo te sigo a donde sea. Pero dame una razón.

Deje la montaña de ropa en la isla del centro, soltando un suspiro. Lo siguiente que hice fue pegarme a su cuerpo dándole un abrazo muy fuerte. Tengo miedo que me separen de su lado. Tengo miedo de no volver a verlo nunca más.

¡Maldito Lombardo!

Mi día iba tan... bueno no iba bien, pero estaba tranquila.

¿Qué es esa puta obsesión que tiene por encontrarme? ¿No puede seguir con su vida y listo? ¿Qué consigue con encontrarme? ¿Qué quiere de mí?

Lo odio con toda la mitad de mi alma, pues la otra parte siempre estará agradecida con él. Pero es mejor estar lejos. El tiene una vida a la cual no quiero volver.

No es que yo haya abandonado esa vida del todo pues he seguido entrenando cada una de las actividades de defensa que entrenaba cada día en la Base, lo necesito para mi día a día.

Este mundo no me ha dejado en paz desde que obtuve el exilio de los de La Sombra. Algunos de mis enemigos han dado conmigo. Los he asesinado. No puedo dejar cabos sueltos. Pero esos eran enemigos menores. Si me llego a relacionar con Alessandro estaría en la mira de todos, estaría en el ojo del huracán, él esta en el núcleo de la mafia, su padre es lo que mueve todo. No les será difícil saber quien soy si se esfuerzan en recordar quien soy.

El Magnate -[Si No Puedes Vencer El Mal, Vuélvete El Mal]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora