Capítulo 19.

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—Princesa mía, ¿Te sientes mejor? —susurró con un tinte de preocupación.

Escuchaba su voz lejana pero podía distinguirla entre tanto silencio.

—Pásame su comida, por favor, Lizzie—pidió.

Yo luchaba contra mis párpados que no querían abrirse y moví la mano de un lado a otro buscando al hombre que me hablaba con mucha dulzura. Brinqué involuntariamente al sentir cómo me limpiaban los párpados con un pañuelo húmedo, toqué a quién lo hacía y pude distinguir de quién se trataba.

—Esto te ayudará—dijo—. Intenta abrir los ojos una vez más.

Eso hice. Pude hacerlo sin dificultad y cuando la vista se aclaró, no quité mis orbes de la gran y amable sonrisa de Kassian Atharis.

—¿Cómo te sientes? —volvió a preguntar.

—Descansada—musité.

Soltó una risilla.

—Llevas dos días en cama, así que eso tiene sentido—comentó.

Me levanté de golpe y gracias a eso el dolor de cabeza aumentó.

—¿Dos días? —inquirí, incrédula.

—Sí, princesa—asintió—. Llegué de casa ayer al mediodía y lo primero que supe fue sobre lo delicada que estabas de salud. No he salido de esta habitación desde entonces.

Tenía los pensamientos revueltos y no entendía cómo llegué hasta este punto una vez más, pero sí caí en cuenta de lo creíble que era el que Kassian haya estado ahí desde ayer porque se le veía cansado y bajo sus ojos estaban unas notorias ojeras.

—¿Por qué no dormiste a un lado? —le pregunté.

—No podía pues tenía que estar pendiente de tí—contestó—. Sí algo te pasaba mientras dormía, jamás me lo perdonaría.

Alcé la mano hasta su mejilla donde me permitió darle una pequeña caricia.

—No sería tu culpa, Kassian.

—Pero viviría con ello.

Lizzie estaba a su lado con una bandeja de comida y frutas que le entregó a Kassian quien le agradeció por haberlo ayudado en mis cuidados. Él acomodó la bandeja en sus piernas y sopló un poco la cuchara para después darme la sopa en la boca.

—Puedo comer sola.

—Permite que te ayude, Alice. Acabas de despertar de un largo sueño y aún no tienes fuerzas—comentó.

Acepté la comida y cuando el líquido bajó por mi garganta se sintió como un alivio ya que tenía el estómago completamente vacío. Picó un poco del pollo de la sopa y volvió a darme más cucharadas. En mi estómago, mariposas revoloteaban y se sentía demasiado bien estar en su compañía y bajo su protección, se volvió un momento muy íntimo cuando Lizzie abandonó la alcoba. 

—¿Está buena? —preguntó.

—Sí—asentí—. ¿Quieres probarla?

Asintió.

Tomé la cuchara con la mano temblorosa y la llevé despacio a sus labios que absorbieron el líquido tibio y emitió un sonido ronco antes de hablar.

—Sabe bien pero no soy amante de la sopa—admitió, terminando de darme la comida.

—¿Por qué no?

—No me llena, no me sacia—explicó—. Es solo agua con sabor.

—Un sabor delicioso.

El Caos Del Rey #2© [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora