Capítulo 18: Días de escuela P.4

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Guillermo se quedó al lado de la fuente, más confundido que antes. Conforme pasaron los minutos, se sintió más y más culpable por sus sentimientos; la voz que le decía que estaba mal lo convencía, y le surgían más dudas. ¿No podre experimentar nada? ¿Tendré que esperar hasta que tenga mi edad? ¿Sacaría ventaja? Se puso las manos sobre el rostro, estresado, sin encontrar una respuesta que lo ayudara.

Su madre llegó al fin, y fue con ella, con esperanzas de encontrar una respuesta. Subieron al auto y se dirigieron a casa.

—¿Cómo te fue?

—Bien —dijo el con ánimos—. Hoy fue un día bueno.

Su madre se interesó, dibujó una sutil sonrisa y lo miró por el espejo.

—Te escuchas animado. ¿Qué pasó?

—Hablé con una chica... —dijo con voz nerviosa.

—¿Y...? —preguntó su madre con una sonrisa.

Guillermo estaba buscando las palabras, y por un momento se tentó a decirle la verdad, pero no pudo.

—Siento que no puedo ofrecer nada —dijo con ojos tristes, decepcionados.

—No te preocupes de eso, Memo —dijo su madre, restando importancia—. Tu disfruta, conoce y ya pasará el tiempo.

Guillermo hizo una mueca de molestia. —¿No debería hacerme responsable de mis relaciones desde ahora?

—Cuando estés grande entenderás todo esto —dijo su madre, con desinterés en la voz—. Ahorita solo deberías enfocarte en los estudios.

Guillermo recordó todas las veces que había oído eso; lo tenía tan presente que ya había perdido la cuenta de cuantas veces fue. La molestia crecía cada vez más.

—Quiero entrar a la nacional del país —dijo, decidido.

—No, eso no —dijo ella, negando con la cabeza—. Puros vagos van ahí. Las escuelas de gobierno no tienen control,

—Pero yo soy quién va a estudiar ahí —dijo él, elevando la voz.

—¿Ahora si hablas fuerte no? —dijo ella con una risa egocéntrica—. No vas a ir ahí. Ya decidimos en dónde vas a estudiar. Está cerca de la casa y parece que es a puerta cerrada.

—La Nacional es gratis, no tienen que pagar na...

—Eso no importa, Guillermo —dijo, molesta—. Mientras Dios nos deje ayudarte, aquí estaremos.

—Pero la nacional tiene pase directo a la Universidad y hay más vari...

—En la que elegimos también hay carreras —interrumpió de nuevo—. En el folleto vienen varias, y nos dijeron que tiene carreras que, en futuro, serán bien pagadas.

—¡Pero yo quiero...!

—Es que lo que tu quieres es ir a platicar —dijo ella elevando más el tono—. La escuela es para estudiar, solo eso. Seguro quieres ir porque tus amiguitos también van.

Guillermo estaba rojo por la rabia. Odiaba que le hablaran así y no creyó que fuera tan terrible vivir de nuevo bajo restricciones. No recordaba siquiera cómo era la preparatoria a la que lo obligaron a ir; solo se recordaba a él, solo en las bancas, temeroso de la interacción, buscando las esquinas más silenciosas para sentarse y oír música.

Pudo contenerse el resto del viaje hasta que llegaron a casa. Su madre le sirvió pollo a la naranja, y él solo lo movía de un lado a otro con la mirada decaída.

¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué sigo aquí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora