Myoui Mina y Son Chaeyoung tenían sentimientos mutuos, sin embargo ningúna de las dos tomó la iniciativa. Al tener demasiadas dudas sobre sus sentimientos y de no dar el siguiente paso, esa magia podría llegar a desaparecer y otra persona llegaría a...
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Día 11.
Desperté gracias a una suave voz, podía escuchar ese tono desconocido desde lejos y en lo más profundo de mis sueños. Con mucha dificultad logré abrir los ojos; dejando ver a Joo Hyuk con una sonrisa cálida.
— Mina, despierta — murmuró, moviendo delicadamente mi hombro.
— ¿Dónde estoy? — pregunté, al notar que no estaba en mi habitación —. ¿Cómo llegué aquí? —Mi tono de voz delataba mi confusión y el miedo que comenzaba a crecer dentro de mí.
— Te desmayaste anoche — respondió Joo Hyuk, tomando asiento en el borde de la cama —. Te llevé a casa, pero no logré abrir la puerta. Y antes que nada, me llamaste por error. Pasé un buen rato contigo mientras te desahogabas. En cuanto te sientas mejor, baja; te he preparado el desayuno y te dejé una pastilla para el dolor de cabeza. Supongo que tienes resaca.
— ¿Dónde está mi teléfono? — pregunté, tratando de incorporarme.
— Está cargando. No tenía batería, así que lo conecté. Bueno, me tengo que ir. Si quieres, puedes quedarte. No creo que quieras volver a tu departamento aún. Nos vemos.
Joo Hyuk se despidió con una sonrisa, mostrando sus hoyuelos en las mejillas, y agitó la mano antes de salir. Me quedé sentada, aún procesando lo que acababa de decirme. No recordaba casi nada de la noche anterior.
Pasaron unos minutos antes de que finalmente reuniera el valor para bajar. El desayuno probablemente ya estaría frío. Mientras descendía las escaleras, observé el departamento de Joo Hyuk. Era elegante, decorado con un gusto que me recordaba un poco a mi propio estilo.
— Qué lindo lugar — murmuré mientras avanzaba, distraída, hasta que me golpeé contra una silla —. ¡Auch! Eso dolió...
Solté una pequeña queja, pero el dolor pasó rápidamente. Me acerqué a la mesa y vi el desayuno que Joo Hyuk había dejado para mí: dos huevos estrellados con tocino, acompañados de una flor y una pequeña nota escrita a mano.
"¡Buenos días! Espero que te sientas mejor. Recuerda que siempre estaré para ayudarte con lo que necesites. Si cuando regrese sigues aquí, hablemos, ¿de acuerdo? :) Disfruta del desayuno, lamento haberme ido, pero tengo una agenda bastante apretada."
— Qué considerado — murmuré para mí misma mientras comenzaba a desayunar.
Algunos recuerdos vagos comenzaron a regresar. Recordé a Joo Hyuk llegando anoche para ayudarme, y aunque me sentí un poco avergonzada por no haberlo recordado antes, no había ningún drama entre nosotros. Siempre habíamos sido buenos amigos, y esa cercanía era algo en lo que confiaba.
— Dios... No volveré a tomar nunca más — me prometí, aunque sabía que sería difícil.
Al terminar el desayuno, me dirigí al baño. El mareo y malestar seguían presentes; llevaba dos días consecutivos bebiendo, y mi cuerpo ya no podía más. Al entrar, me encontré con unas prendas de ropa dobladas cuidadosamente y otra nota encima.
