El Nuevo Maestro Del Frio

Cerca del enfrentamiento en Honsu

El tren finalmente llegó a su destino tras un largo viaje y un misterioso enfrentamiento en el vagón que izuku tuvo que resolver. A medida que caminaba hacia la pequeña casa de Gran Torino, Izuku no pudo evitar pensar en cómo se había desviado de su objetivo original apesar de que las pasantías le brindaban una oportunidad valiosa para perfeccionar sus habilidades y entender mejor sus poderes de hielo. Cuando finalmente llegó a la puerta de la modesta casa de Gran Torino, un olor a comida quemada lo recibió y dando un suspiro este golpeo la puerta, escuchando una serie de ruidos desordenados desde adentro. 

La puerta se abrió de golpe y un anciano pequeño de cabello canoso y baja estatura, apareció frente a él.

—¡Ah! ¡Tú debes ser el mocoso nuevo!—exclamó Gran Torino, observándolo con ojos brillantes. Aunque el héroe era mayor, su energía desbordante contrastaba con su edad—¿Qué esperas? ¡Entra, chico!

Izuku asintió en silencio, entrando a la casa. El interior era tan caótico como su exterior, con cajas apiladas y restos de comida esparcidos por el lugar. Gran Torino le lanzó una mirada aguda y aunque la primera impresión fue la de un anciano desorganizado, Izuku sabía que no debía subestimarlo. All Might había hablado con respeto de su antiguo mentor.

—Has estado entrenando con ella, ¿eh? —Gran Torino comenzó a hablar mientras movía cosas de un lado a otro—Esa coneja loca tiene un estilo único: mucha fuerza, mucha velocidad. Me imagino que debe haberte dado una paliza.

Izuku, recordando el entrenamiento con Mirko, asintió ligeramente mirando a un lado pues la heroína  con su estilo no tenía compasión, pero era efectivo. Bajo su tutela, había aprendido a usar su poder de hielo para aumentar su velocidad y reflejos en el combate, creando caminos helados que le permitían moverse con agilidad y ejecutar golpes más contundentes.

—Quizás tenga razón pero a funcionado—dijo Izuku con su tono de siempre.

Gran Torino lo miró por un momento, evaluándolo.

—Bien, porque aquí no vas a tener ningún respiro. Vamos a ver qué tan rápido puedes moverte con ese poder tuyo—dijo el héroe, activando su propio Quirk y desapareciendo de la vista de Izuku en un parpadeo.

Izuku apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de sentir una ráfaga de aire y un golpe ligero en la espalda. Gran Torino reapareció en el techo.

—¿Eso es todo lo que tienes?—se burló el anciano, su risa resonando en el pequeño espacio.

Izuku frunció el ceño y sin decir una palabra, activó su poder. El aire a su alrededor se enfrió rápidamente y el suelo se cubrió de una delgada capa de hielo que uso como impulso, se lanzó hacia Gran Torino a gran velocidad, intentando alcanzarlo. Pero el héroe desapareció nuevamente, esquivando con facilidad.

El entrenamiento continuó durante horas, con Izuku tratando de seguir el ritmo del veloz anciano, aunque sus poderes de hielo eran útiles para moverse rápidamente, Gran Torino siempre parecía un paso adelante, obligándolo a pensar en nuevas estrategias. Los intentos de Izuku por congelar el terreno y controlar el campo de batalla eran ingeniosos, pero el héroe siempre encontraba una forma de esquivar.

Finalmente, cuando el sudor cubría su frente y sus músculos dolían, Gran Torino detuvo el entrenamiento.

—Tienes potencial, chico. Pero tienes que aprender a usar ese poder con cabeza fría. No solo fuerza bruta y velocidad. Estrategia es la clave—le dijo, mirando al joven con una seriedad que no había mostrado antes—All Might te dijo que vinieras aquí para entender mejor tu poder. Y lo harás. Pero también tienes que aprender a pensar como un héroe.