Capitulo 28: Sombras al Asecho

20 3 0
                                    

P.O.V. SETH CLEARWATER

El viento frío de La Push soplaba fuerte sobre mi cara cuando me alejé de mi casa. El dolor en mis costillas seguía punzando, recordándome la pelea con la bestia, hace apenas unos días, pero no podía permitirme descansar. No podía quedarme atrás, no cuando Jacob había dicho que había sentido el olor de los Vulturi rondando por nuestro lado. Y mas si se trataba de Dakota.

El eco de los aullidos de la manada resonaba a lo lejos. Sam había enviado una llamada de alerta. Aceleré el paso, ignorando el ardor en mis músculos mientras mi cuerpo sanaba a trompicones. Mis instintos me empujaban hacia la frontera de La Push, hacia donde la manada se reunía.

Jacob me encontró en el camino antes de que pudiera llegar al claro.

—¿Estás loco? —me dijo, con el ceño fruncido—. Deberías estar descansando, Seth. Apenas puedes caminar derecho.

—No tengo tiempo para descansar —le respondí, con una sonrisa débil, aunque cada paso me hacía recordar lo débil que aún me encontraba—. No cuando sé que hay peligro.

Jacob negó con la cabeza, frustrado, pero a la vez resignado.

—Sam no va a estar contento de verte —advirtió, aunque su tono no tenía verdadero enojo. Sabía que no había manera de detenerme.

Cuando llegamos al claro, los demás ya estaban allí. Sam, Embry, Paul y Leah formaban un círculo mientras hablaban en voz baja, discutiendo la estrategia. El aire estaba cargado de tensión, y todos parecían saber que la situación estaba a punto de volverse aún más peligrosa.

Sam me vio primero. Su mirada severa me atravesó, pero antes de que pudiera reprenderme, Leah me cortó el paso, poniéndose frente a mí con los brazos cruzados.

—¿Qué crees que estás haciendo aquí? —espetó enojada, me encogí de hombros.

—Estoy bien, Leah —le respondí, tratando de sonar convincente—. No me voy a quedar atrás.

—Tienes que cuidarte primero —insistió, con su ceño fruncido—. Si te lanzas a pelear en este estado, solo serás una carga.

Quise replicar, pero Sam intervino, su voz era grave y autoritaria.

—Suficiente. Seth estas herido. No eres un maldito héroe invencible. No podemos darnos el lujo de que alguien mas salga herido. No deberías estar aquí. Vete a casa.

El silencio cayó sobre el grupo por un momento. Sam tenía razón. Pero era demasiado terco para entender completamente.

—Los chupasangres han entrado a nuestro territorio —continuó Sam—. Están observando todo lo que sucede con Bella, pero no están aquí solo por eso. Están interesados en Dakota también.

Esas palabras parecieron caer como un bloque de hielo en el claro. El peligro para Dakota era algo que todos habíamos subestimado hasta ahora. Los Vulturis la observaban no solo por su cercanía con Bella, sino porque también sabían que ella estaba más involucrada en todo esto de lo que ninguno de nosotros había querido aceptar.

Y ahí es donde entraba yo, no pertenecía al mundo vampiro, pertenecía a mi mundo, y yo toda no le había dicho lo de la impronta, y eso me sacaba de onda a veces.

—Ellos están convencidos de que el feto de Bella es una amenaza para ellos—explicó Jacob—, pero también saben que Dakota tiene un papel en todo esto. Están vigilando de cerca a ambas. A los Cullen y a nosotros.

—¿Y cuál es el plan? —pregunté, sintiendo la urgencia en mi pecho crecer.

Sam suspiró, con la mirada fija en el horizonte, pensativo.

—Tenemos que anticiparnos a ellos. No podemos esperar a que ataquen primero —dijo—. Si dejamos que sigan vigilando, van a encontrar el momento perfecto para golpear, y para entonces, será demasiado tarde. Debemos esperar a que esa cosa nazca. Debemos de.......

Embry asintió, su mandíbula tensa.

—¿Qué estás sugiriendo? —preguntó Paul, siempre dispuesto a entrar en acción.

—Dividiremos a la manada —respondió Sam, su tono firme—. Una parte patrullará la frontera, vigilando cualquier movimiento. La otra protegerá directamente a Dakota. No dejaremos que se acerquen ni un centímetro.

No podía permitir que le hicieran daño. Ya fue suficiente.

—Quiero ir con Dakota —dije, mi voz más firme de lo que esperaba.

Sam me miró con una ceja levantada, pero antes de que pudiera objetar, Jacob intervino.

—Sam, déjalo. Sabemos que Dakota está más segura con Seth cerca. Ella es su impronta, y tú sabe perfectamente lo que eso significa.

Sam gruñó, claramente frustrado. Sabía que tenía razón, pero tampoco quería arriesgar a alguien en mi estado.

—Bien —dijo finalmente—, pero si muestras alguna señal de debilidad, vuelves inmediatamente. No podemos arriesgarnos a que te pase algo o a que ella quede desprotegida.

Asentí, sabiendo que no podía discutir más. Tenía que estar allí. No solo para pelear, sino para proteger lo que más me importaba.

La manada se dispersó, dividiéndose como Sam había dicho. Jacob y Paul patrullarían la frontera, mientras Leah y yo nos encargaríamos de proteger a Dakota Sabíamos que no tardaría mucho antes de que los Vulturis volvieran a aparecer y esta vez, no podíamos dejarlos ganar terreno.

Leah caminó a mi lado mientras nos dirigíamos hacia la casa de Dakota. Aunque no dijo nada, podía sentir su preocupación por mí.

Ya no era un niño chiquito Leah.

—Seth —dijo de repente, rompiendo el silencio—. No te confíes. Los chupasangres esos, son peligrosos más que los otros...

Asentí, apretando los dientes. Lo sabía perfectamente, aunque, los Cullen no me parecían del todo peligrosos.

Cuando llegamos a la casa de Dakota, ella ya estaba esperando en el porche. Sus ojos se iluminaron al verme......era tan hermosa.

—Seth... —susurró, dando un paso hacia mí.

La tomé de la mano, apretándola suavemente, tratando de transmitirle la seguridad que no estaba seguro de sentir completamente.

—Dak estoy bien, te lo dije.... —dije—. Enserio

Los aullidos de los lobos resonaban en la distancia, y aunque no sabíamos cuándo atacarían los Vulturis, debíamos estar 100% alertas.

DESTINO IMPRIMADO - SETH CLEARWATERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora