Capitulo 2: Preparativos y Encuentros

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El sol comenzaba a asomar tímidamente entre las nubes, dando un respiro al eterno gris de Forks. Bella y Edward se encontraban en la casa de los Cullen, Alice, con su inagotable energía, estaba orquestando los preparativos de la boda con precisión militar.

—Bella, tienes que probarte este vestido. Estoy segura de que te encantará —dijo Alice, entrando a la sala con un vestido en las manos y una sonrisa radiante.

Bella suspiró, un tanto abrumada por el entusiasmo de Alice, pero se dejó llevar, confiando en el impecable sentido del estilo de su cuñada.

—Está bien, Alice. Muéstrame lo que tienes —dijo Bella, sonriendo a Alice mientras tomaba el vestido.

Jasper, que había entrado en la sala, notó la tensión en el aire y ofreció su ayuda de manera sutil.

—Bella, si necesitas relajarte un poco, puedo ayudarte a calmar los nervios —dijo Jasper, sonriendo de manera tranquilizadora.

Bella sonrió agradecida.

—Gracias, Jasper. Realmente podría usar un poco de calma en este momento —admitió Bella, sintiendo cómo la tensión comenzaba a desvanecerse bajo la influencia de Jasper.

Mientras tanto, en otro rincón de la casa, Rosalie y Emmett discutían los detalles de la música para la recepción. La conversación estaba salpicada de risas y comentarios juguetones.

—Emmett, no podemos poner rock en la recepción. Necesitamos algo más romántico —decía Rosalie, rodando los ojos.

—Vamos, Rose. Un poco de rock no hará daño. Además, ¿quién dijo que el romance y el rock no pueden ir de la mano? —respondió Emmett con una sonrisa traviesa.

Rosalie suspiró, pero no pudo evitar sonreír ante la insistencia de Emmett.

—Está bien, tal vez una o dos canciones. Pero nada demasiado estridente —cedió Rosalie, mirándolo con exasperación.

Mientras todo esto sucedía dentro de la casa, afuera, la manada de Sam Uley patrullaba los alrededores, asegurándose de que todo estuviera seguro. Jacob, que había llegado recientemente, lo acompañaba en su ronda.

—Es raro ¿no? —dijo Jacob, su tono mezclado con de amargura y tristeza.
Seth asintió, sus ojos llenos de una mezcla de emociones.

— No podemos hacer nada Jake, sé que duele, pero no hay nada que hacer—respondió Seth, en un tono triste de ver a su amigo triste.

Mientras los dos caminaban, Sam Uley se unió a ellos, captando el final de la conversación.

—Jacob, sabemos tu situación con Bella, lo mejor seria que te alejaras, ellos harán su vida, y sabes perfectamente que pasara después ¿no? – Sam Uley hablo por primera vez, haciendo que los dos chicos se pararan.

Jacob por su parte no dijo nada, simplemente se fue, evidentemente enojado por el comentario poco amigable de su alfa. 
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De vuelta en la casa, Bella había terminado de probarse el vestido y estaba de vuelta en la sala, donde su madre Renée acababa de llegar desde Phoenix. Charlie la seguía, cargando con las maletas.

—Bella, mi amor, te ves increíble. Este vestido es simplemente perfecto para ti —exclamó Renée, abrazando a Bella con fuerza.

Bella devolvió el abrazo, sintiendo una oleada de emoción.

—Gracias, mamá. Me alegra que estés aquí. Significa mucho para mí —dijo Bella, con lágrimas en los ojos.

Charlie, siempre el hombre de pocas palabras, sonrió orgulloso y se acercó para besar a Bella en la frente.

—Estás hermosa, Bells. No puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo. Parece que fue ayer cuando eras solo una niña —dijo Charlie, su voz temblando ligeramente.
Edward se acercó, colocando una mano reconfortante en el hombro de Bella.

—Gracias, Renée, Charlie. Estamos muy felices de tenerlos aquí con nosotros. —dijo Edward, su voz llena de sinceridad.

Renée sonrió a Edward, tomando su mano.

—Gracias a ti, Edward. Estoy muy feliz de que Bella haya encontrado a alguien que la ame tanto —respondió Renée, mirando a Edward con gratitud.

Alice, que había estado observando la escena, se acercó con una caja en las manos.

—Renée, Charlie, tengo algo especial para ustedes. Son unos pequeños obsequios para agradecerles por ser parte de este día tan especial —dijo Alice, entregándoles la caja con una sonrisa radiante.
Mientras Renée y Charlie abrían los obsequios, que contenían joyas hechas a mano para Renée y un reloj de bolsillo antiguo para Charlie. Mirando asombrados a Alice por sus regalos.
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La tarde avanzaba, y los preparativos continuaban con una mezcla de risas, conversaciones y momentos de reflexión. Dakota, la hermana de Bella, llegó más tarde, su energía juvenil inyectando una nueva chispa en la atmósfera.

—¡Bella! ¡No puedo creer lo hermosa que te ves! —exclamó Dakota, abrazando a su hermana con entusiasmo—. Y tú debes ser Edward. Es un placer finalmente conocerte.

Edward sonrió amablemente y estrechó la mano de Dakota.

—El placer es mío, Dakota. Bella me ha hablado mucho de ti. —dijo Edward, su tono lleno de sinceridad.

La presencia de Sarah trajo una nueva oleada de emoción y energía a la casa. Los Cullen parecían encantados y fascinados con las actitud tan juvenil y amable de la chica, sin duda Isabella y Dakota eran como gotas de agua y aceite.

Mientras la noche caía y las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, Bella y Dakota se tomaron un momento para hablar entre ellas.

—Sabes, me parece algo irreal, soy menor que tu Bella, cuando me llamaste estaba emocionada si, pensé que era una locura casarte tan pronto incluso los discutimos con mama, pero la verdad que la familia de tu novio es increíble y muy amable, así que espero que seas feliz con todo esto. — Dakota agarro las manos de su hermana viéndola con emoción y a la vez hablándole con sinceridad sobre su situación.

Bella asintió, mirando a Edward con ojos llenos de determinación y felicidad.

—Lo se Dak, yo tampoco pensé que pasaría todo esto, imagínate estoy que me muero de los nervios, pero por otro lado me alegra que tú, mama y Charlie hayan venido y decidido apoyarme—respondió Bella, abrazándolo con fuerza.

—Imagínate mama se puso como loca, creo que todos nuestros vecinos la escucharon — las hermanas estallan de risa — lo bueno es que papa se lo ha tomado con calma ¿no? – Pregunto Dak con una sonrisa burlona. Si supiera que su papa apenas y pudo aceptar su relación, fue difícil pero ahora lo pasaba un poco más.

DESTINO IMPRIMADO - SETH CLEARWATERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora